Rochina asume el liderazgo

La plantilla demostró ante el Getafe que está de parte de su entrenador, con un Rochina mágico al frente, que se está convirtiendo en el 'jefe' sobre el campo

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Rochina, a la derecha, celebra la victoria ante el Getafe con sus compañeros | Autor: Alex Cobreti
Daniel Sánchez-Garrido | @Danisgr
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El Granada vuelve a las andadas. A las que lleva atravesando durante toda la temporada han creado de su paso por el campeonato liguero una constante irregularidad. Sandoval no se amedrenta, se mantiene optimista, positivo, valiente y demostrando de nuevo la asombrosa fortaleza de su corazón. Es un tópico, pero el banquillo nazarí no es apto para cardiacos.

Rubén Rochina Naixes, natural de Sagunto, valenciano, ex de equipos como el FC Barcelona, Blackburn Rovers, Zaragoza y Rayo Vallecano, y tan solo 24 años. Cuando la noche y la oscuridad se hacían dueñas del Nuevo Los Cármenes, los fantasmas aullaban y los lobos preparaban el pasillo hacia la salida a Sandoval. En ese momento, Rochina recogió el testigo de viejos ídolos de la grada de Los Cármenes, con nombres propios como Siqueira, Ighalo, Brahimi o Nyom, preparó una zurda para la esperanza, el 3-2 y el delirio en la afición y el propio Sandoval. Granada lucía a voces un nombre: RO-CHI-NA.

UN ‘ROCHINAZO’ PARA CONTINUAR

La jugada sólo la firman ciertos elegidos por el Dios del Fútbol. Por el momento, la situación, los 25 metros, lo esquinado de la posición y la belleza de la ejecución del disparo. El momento es fatídico para el Granada, que veía como le habían remontando un 2-0 en su propia casa, y sin apenas merecerlo. El 2-2 ponía en la casilla de salida a un Sandoval que no se podía explicar lo que estaba pasando.

Fue ahí, cuando Rubén Rochina cogió el balón por el franco izquierdo de la frontal del área, algo esquinado para intentar el disparo. Pero para él no fue así. Con el exterior de su bota la teledirigió a la escuadra. Imposible para Guaita. Una maravilla de gol.

‘SÍ, QUIERO’

Rochina evidenció ante el Getafe que es imprescindible en el equipo. Por juego, calidad, unicidad, magia, creatividad y serios rasgos a optar por el liderazgo del equipo, ese que tan vacío se ha visto en ciertos momentos. Un vacío de poder sobre el campo que a punto ha estado de crearlo en el banquillo.

Rochina le dijo ‘sí, quiero’ a su entrenador con un gol de otra galaxia. De esos que si lo firman Messi o Cristiano, hay gol para un mes. Rochina, en nombre de la plantilla, dijo que Sandoval es el hombre adecuado. Además de la victoria, el equipo demostró que está muy vivo y que las cosas pueden mejorar, yendo por la tónica, sobre todo, de la primera mitad.

Rochina, en su propio nombre, le dijo a Sandoval, ‘soy tu hombre’, ese que necesita el de Humanes sobre el campo para coger el camino de la regularidad y alejarse de esos puestos de descenso que tanto dolor de cabeza dan.

LA FALTA DE CONCENTRACIÓN Y LA DEFENSA, A MEJORAR

A pesar del triunfo, el Granada CF evidenció síntomas de mejora. La enfermedad que atormenta al equipo sigue apareciendo en ciertos momentos. El sábado se presentó en minutos de terror. Corría el minuto 70, la segunda mitad no había teniendo demasiada historia, pero tres minutos fueron suficientes para instalar un 2-2 inexplicable en el marcador.

Dos errores en defensa permitieron los goles de Scepovic y Moi Gómez, el éxtasis en el banquillo azulón y la mirada al cielo de Sandoval. El primer gol se le puede atribuir a mérito del Getafe. Un impresionante pase largo de Cala llegó a Scepovic, que controló magistralmente con el pecho y definió mejor aún por encima de Andrés. Lombán se comió el envío directo del exdefensa rojiblanco, que lo intentó por esa vía todo lo que quedó de encuentro.

El segundo tanto sí es muy preocupante. La concentración brilló por su ausencia y la pasividad apareció en sobredosis. Sarabia cogió la bola en la banda derecha y le dio tiempo a coger los prismáticos para observar donde había algún compañero que rematara. Foulquier lo dejó que lo hiciera a su antojo, sin agobiarlo, como un anfitrión que desea que el visitante esté cómodo en su casa. El centro sobrevoló el área nazarí y llegó a un Moi Gomez que tuvo la desfachatez de entrar sin avisar. Eso debió pensar Miguel Lopes, que en plena frenada incluso realizó el gesto de “tranquilidad, no viene nadie”. Y que no cunda el pánico.

El Granada termina la jornada 21 fuera de descenso, dos puntos por encima de la zona infernal, a falta de lo que haga esta noche Levante y Las Palmas en un duelo directo. Una victoria de los amarillos meterían al Rayo (19 puntos) en descenso. Un triunfo granota auparía a los de Rubi a los 17 puntos, metiéndose en la lucha por la salvación de lleno. Por su parte, el Granada afrontará el Villarreal con la mentalidad de que una victoria le permitirá el lujo de instalarse en una zona más tranquila, donde la vida sabe mejor.







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