¿Qué hacer ante un golpe de calor?

El responsable de la Unidad de Medicina Interna de HLA Inmaculada, Doctor Jorge Parra, nos previene sobre el golpe de calor, tan común en estos días de verano

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Imagen ilustrativa
Jorge Parra
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Hace unas semanas padecimos una ola de temperaturas extremadamente elevadas para la época del año en la que nos encontrábamos. Ahora, volvemos a padecer temperaturas enormemente altas, incluso demasiado a pesar de encontrarnos en pleno verano. Es en estos momentos cuando tenemos que ser conscientes del peligro que pueden generar estas temperaturas, un peligro conocido como golpe de calor.

¿Qué es un golpe de calor y por qué se produce?

El golpe de calor es el resultado de la alteración de las funciones fisiológicas básicas del ser humano, originada por la incapacidad para mantener la temperatura corporal dentro del rango de seguridad, ante un aumento brusco de la temperatura exterior.

Es necesario señalar primero, para entender por qué se produce un golpe de calor, que el ser humano es capaz de mantener constante su temperatura, entre los 36 y los 37,5ºC, tanto en situaciones de altas como de bajas temperaturas, mediante los fenómenos de generación y disipación del calor corporal. Esta capacidad, denominada homeostasis, ha permitido al ser humando adaptarse y colonizar prácticamente todos los rincones del planeta tierra. Sin embargo, cuando la temperatura corporal supera los 42 °C, muchas funciones fisiológicas se ven muy comprometidas, dando lugar a diferentes alteraciones clínicas. Cuando la alteración de la homeostasis sucede a consecuencia del aumento exagerado de la temperatura exterior, se denomina golpe de calor.

Es evidente que los mecanismos fisiológicos que se despliegan para hacer frente a las variaciones marcadas de temperatura se encuentran deteriorados en los extremos de la vida, es decir, en los niños y en los ancianos. Por ello, el golpe de calor es más frecuente en estas personas, especialmente, si sufren de alguna enfermedad crónica (enfermedades cardiovasculares, neurológicas, renales, etcétera).

¿Cómo se puede detectar un golpe de calor?

Es evidente que, en primer lugar debemos encontrarnos en una situación de muy elevada temperatura exterior. Además de ello la persona, habitualmente de edad avanzada, tendrá una temperatura corporal elevada, frecuentemente por encima de los 40 °C. junto a la temperatura elevada existirán alteraciones del estado general como una frecuencia cardiaca aumentada, hipotensión, aumento de frecuencia respiratoria, nauseas, mareos, debilidad, somnolencia y, en los casos más graves, pedida de conocimiento.

Sin embargo, el golpe de calor también puede producirse en personas jóvenes y en buena forma física. En estos casos, casi siempre es debido a la práctica de ejercicio físico en condiciones de altas temperaturas exteriores. A este cuadro clínico se le denomina golpe de calor por ejercicio, y sus manifestaciones clínicas son muy similares a las de golpe de calor clásico, pero afectando a individuos de menor edad, y que se encontraban practicando deporte.

¿Cómo actuar ante un golpe de calor?

Las personas que han sufrido un golpe de calor deben recibir asistencia sanitaria. Por ello, es fundamental avisar a los servicios emergencias solicitando atención especializada. Ello no significa que no debamos proporcionar una serie de cuidados básicos iniciales a una persona con golpe de calor. La eficacia de esta primera actuación será básica para la evolución posterior de la persona.

Es necesario conocer una serie de conceptos básicos para aumentar la eficacia de los primeros auxilios. Dentro de los mecanismos de disipación del calor corporal, la evaporación es el principal mecanismo de pérdida de calor, si bien deja de ser eficaz en situaciones de elevada humedad. Los otros mecanismos son la radiación (se aprecia mediante cámaras infrarrojas), la conducción (es la capacidad de transferir calor a otro objeto) y la convección (es la capacidad de transferir el calor a las corrientes de aire).

Dado que el golpe de calor no es más que un aumento exagerado de la temperatura, el tratamiento debe ir dirigido a disminuir lo más rápidamente posible la temperatura corporal de la persona.

Una vez nos hayamos asegurado que la persona respira, no tiene un riesgo vital y hayamos avisado a los servicios de emergencias, debemos centrarnos en rebajar la temperatura corporal. Para ello, lo más eficaz, y disponible prácticamente en cualquier sitio en el que nos encontremos, es quitar la ropa al paciente, rociarlo con agua fría y abanicarlo o, si disponemos de un ventilador, colocar éste delante de la persona. De esta manera bajaremos rápidamente la temperatura ya que estaremos empleando tres de los cuatro mecanismos disponibles para la disipación del calor, la evaporación del agua que le hemos aplicado (similar al efecto que produce sudar), la conducción (parte del calor se transmite al agua fría) y la convección (otra parte del calor se disipa con la corriente de aire que provocamos) potenciándose los tres mecanismos y, de esta manera, maximizando la pérdida de calor.

Aplicar hielo por todo el cuerpo, o sumergir a la persona en una bañera con agua fría, son medidas también muy eficaces, pero que habitualmente no las tendremos a nuestra disposición si presenciamos un episodio de golpe de calor en la calle, o en la playa.

¿Se puede prevenir el golpe de calor?

Ante una situación de elevada temperatura exterior, especialmente si hay una alta humedad, debemos evitar, en la medida de lo posible, permanecer en el exterior. Si esto no es posible, debemos intentar reducir nuestra actividad física y realizar descansos frecuentes.  Asimismo, debemos ingerir abundantes líquidos a lo largo del día, pero evitando las bebidas alcohólicas y con cafeína, ya que estas pueden favorecer el desarrollo del golpe de calor.

Ante la presencia de síntomas compatibles con una fase inicial del golpe de calor lo que debemos hacer es rociarnos con agua fría y abanicarnos, o ponernos delante de un ventilador, resguardarnos a la sombra o entrar en un edificio con aire acondicionado. La ingesta de líquidos fríos es muy beneficiosa, pero siempre evitando las bebidas alcohólicas o con cafeína. Si nos encontramos en casa podemos darnos una ducha de agua fría. Finalmente, es muy recomendable avisar a algún conocido o familiar de que nos encontramos mal.

 







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