"Mientras estás hospitalizado no eres consciente del problema... el sufrimiento llega después"

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Rita M. Marín
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"Tenía una vida normal, y todo cambió en un instante. Todo el mundo me decía que tuve suerte. Cada mañana al levantarme tengo que recordar que sí, que soy un afortunado, que sigo vivo y eso es lo importante". Antonio García era un hombre de negocios, tenía su propia empresa. Mucho trabajo, muchas cosas que hacer, muchos frentes a los que atender. "Vivía continuamente extresado. Un día me dio un Ictus", nos explica este socio de AGREDACE, la Asociación Granadina de Familias para Rehabilitación del Daño Cerebral, "y desde entonces todo ha sido diferente. Mi objetivo en esta nueva etapa es recuperarme al cien por cien, y por eso trabajo cada día".

Antonio es uno más de los 2000 casos que se registran cada año en Granada de Daño Cerebral Adquirido. La causa más frecuente para sufrir esta enfermedad son los accidentes de tráfico, y la población de riesgo son jóvenes de entre 15 y 30 años. Aunque, como Antonio reconoce "para esto no hay edad".

Desde AGREDACE se atiende a más de 60 personas cada año, y se les proporciona ayuda con un equipo multidisciplinar muy completo: neuropsicólogos, fisioterapéutas, logopedas, monitores de ocio. "La ayuda no está dirigida únicamente a los afectados, sino también a las familias. Nuestro orientación es muy importante para ellas, porque queremos que no se sientan solas en este camino", ha explicado la presidenta de la asociación, María Luisa Mazuelos.

"Después de sufrir el ictus, en 2008, tenía toda la parte izquierda de mi cuerpo paralizada y tampoco podía hablar. Desde ese momento ha sido un trabajo continuo, sin descanso. Creo que hoy soy ejemplo para otros compañeros y compañeras de la asociación. Pero no es fácil. Mi familia es mi gran apoyo, sin ellos", reconoce emocionado, "no lo hubiera conseguido".







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