“Los timadores”, en el ciclo Hnegra de AulaCine CAJAGRANADA

Organizado en colaboración con el festival Granada Noir, la cinta de Stephen Frears se proyectará con entrada libre hasta completar el aforo y en VO subtitulada

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Logotipo del Festival Granada Noir | Foto: ArchivoGD
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El ciclo Hnegra de AulaCine CAJAGRANADA, en colaboración con el Festival Granada Noir, proyecta esta semana la fresca, desenfadada, libérrima y muy negra película “Los timadores”, otra cinta imprescindible del neo-noir de los años 90 que, dirigida por Stephen Frears, adapta una novela clásica de Jim Thompson, uno de los killers del género negro clásico norteamericano.

El guionista elegido para esta adaptación fue ni más ni menos que Donald E. Westlake, novelista galardonado en varias ocasiones con el Premio Edgar Allan Poe y elegido como Gran Maestro del Misterio. Y, como gran sorpresa –en su momento- la elección del director Stephen Frears, un cineasta británico que, hasta entonces, se había caracterizado por filmar dramas de fuerte contenido social en la Inglaterra más o menos contemporánea.

A esta nómina hay que añadir la siempre singular música de Elmer Bernstein y la frescura en la interpretación de un triángulo formado por Anjelica Huston, Annette Bening y John Cusack. El resultado: una de las películas más sorprendentes, libres y amorales del neo-noir contemporáneo.

“Los timadores” cuenta la historia de Roy Dillon (John Cusack), hijo de una prostituta, se encuentra dividido entre el amor que siente por su madre Lilly (Anjelica Huston), una atractiva mujer que trabaja para un violento estafador, y su amante Myra (Annette Bening), que está dispuesta a todo con tal de alejar al joven de la influencia materna.

Tal y como señala Rafael Marfil, profesor de la UGR y autor de la ficha de visionado que se entregue a los asistentes a la proyección de “Los timadores”, esta historia transcurre en un Estados Unidos atemporal, recorrido antes y ahora por grandes cadillacs, que se dejan en la puerta de tu habitación en el motel, bajo las luces de neón. Forman parte de un imaginario universal o, al menos, familiar para los que nos hemos criado bajo la influencia estética de la industria fílmica norteamericana. En ese lugar, que siempre está tan lejos y tan cerca de nuestra latitud cultural, transcurre la vida de los timadores.

Son vidas trepidantes y solitarias. Igual engañan a un “primo” adinerado de Texas, con su atuendo de botas y sombrero vaquero, que sacan unos dólares a unos marineros jugando a los dados o desmontan la tendencia hacia un caballo favorito en el hipódromo. Esta profesión, de truhanes en el lenguaje de cine español, da para muchos gags divertidos, como escuela de ingeniosos trucos, hasta que la tragedia, en forma de crimen, aparece para romper toda ambición y cualquier atisbo de dicha.







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