La Sala Ático de Condes de Gabia se abre a los Himnos y Lamentos del joven artista Santiago Torres López

El diputado delegado de Cultura, José Torrente, destaca la oportunidad que se brinda a autores noveles para que den a conocer su obra

himnos
Una de las obras de la exposición
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La Sala Ático del Palacio de los Condes de Gabia, en su función de dar cabida a las creaciones de autores noveles, ha estrenado el año 2015 con la exposición Himnos y Lamentos del joven artista granadino Santiago Torres López, un canto al paisaje tratado como instrumento que abre un mundo dentro del mundo y que se mueve desde el cielo hasta el infierno a través del arte de la pintura.

El diputado delegado de Cultura, José Torrente, ha remarcado que “la política de la Sala Ático es ofrecer un espacio expositivo en el que artistas noveles puedan mostrar su particular construcción o reconstrucción de la realidad”.

“Granada tiene grandes valores dentro del arte y Santiago Torres López es uno de ellos, que ya consiguió una de las becas AlRaso de la Universidad de Granada, con las que también colabora la Diputación Provincial, y ahora viene a enseñarnos su obra”, ha añadido el diputado.

José Torrente se ha mostrado “orgulloso” de poner a disposición de estos jóvenes una plataforma para dar a conocer sus trabajos y ha señalado que “en este 2015, se seguirá convocando un concurso para elegir las mejores ofertas de quienes deseen exponer sus creaciones en esta sala” del Palacio de los Condes de Gabia.

Himnos y lamentos es, según su propio autor, Santiago Torres López, “una serie de paisajes que juntos forman una secuencia que tiene que ver con la idea del viaje, mental o físico, que se hace desde diferentes estados de ánimo, de ahí el título de la muestra”.

“Cantos afirmativos y positivos dialogan con otros de queja y llanto”, según el artista, que asegura que la obra, que permanecerá en la sala hasta el próximo 8 de marzo, “pretende crear una geografía del cielo y del infierno, del bien y del mal”.

La exposición también abre un debate sobre el rol de la pintura en la actualidad, en un momento de la historia en el que la evolución del arte se lee desde el legado de Duchamp y en el que la pintura ocupa un lugar entre la incertidumbre y la incomodidad. Así, el título de la misma sitúa la obra entre dos tonalidades afectivas opuestas: de un lado el himno, la alabanza, la celebración, y del otro el lamento, la queja y el luto.

A través de escenarios naturales habitados por diferentes personajes, los paisajes que se recorren en esta exposición son de dos tipos: de un lado los paisajes celestiales, del otro los paisajes infernales. Pardes (2014), por ejemplo, muestra una doble imagen del Paraíso: una procedente del cosmos medieval y otra del jardín inglés. Capitel (2014), en cambio, muestra un paisaje agreste, desértico, lunar, habitado por dos quimeras.

Los paisajes de Himnos y lamentos responden a la lógica de los sueños. Pero estos no son mecanismos de revelación, como lo eran en el caso surrealista, sino de ocultación. El bosque de símbolos se ha convertido una megalópolis de alegorías y la pintura dialoga con la pantalla. Como escribe el crítico Javier Sánchez en el cuaderno que acompañará la muestra, “cuando la pantalla entra en la pintura, la lógica de la estratificación se confronta con las operaciones de selección y mezcla, cita y montaje. La práctica de la pintura se abre a la retórica del diseño, a sus operaciones y efectos, a su economía y a su política”.

Con todo ello se define un nuevo espacio de producción que Santiago Torres López explora en su obra: el de la tensión entre la lógica de la pintura al óleo y la lógica la imagen digital.







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