La poca regularidad mata al Granada

Alegría ante el Sevilla, goleada y depresión ante el Valencia instauran un alterado clima alrededor del equipo

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Peñaranda se lamenta de una ocasión fallida | Foto: LFP
Daniel Sánchez-Garrido | @Danisgr
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El Granada no encuentra su camino. Todo lo que rodea al equipo rojiblanco es un comedero de cabeza que empieza por la cúpula directiva, sigue con su entrenador, José Ramón Sandoval, prosiga con cada jugador y termine en un aficionado que vive en una montaña rusa de emociones. Es lo que tiene portar el rojiblanco horizonte. Te seduce, te invade y luego te mata.

Ante el Valencia, los de Sandoval volvieron a ejemplificar un capítulo más de la irregularidad que reina en el equipo. Tras una gran actuación ante el Sevilla, los errores defensivos despertaron a un Negredo que condenó al Granada con un hat-trick y una exagerada goleada que, aunque no sea trascendental, siempre escuece en el orgullo y la moral del futbolista profesional. Siempre se quiere ganar y en Granada hoy ganas, mañana pierdes, y al siguiente haces el partido de tu vida. Entre vaivenes y ascensores se mueve un equipo al que la poca regularidad le golpea con demasiada asiduidad. El partido de ida de Copa del Rey ante el Valencia fue un ejemplo más.

Tras refrendar un buen momento ante el Athletic Club, Levante o Leganés, el equipo se estrelló frente al Celta y Las Palmas. Volvió a la alegría en todo un derbi ante el Sevilla, y ha vuelto a la depresión en Mestalla. El 3-5-2 propuesto por Sandoval ha dado resultados evidentes. Rochina se mueve como pez en el agua. Vive con magia su libertinaje sobre el campo y mueve la bola a su antojo. Peñaranda y Success le guiñan continuamente para conectar con él jugadas que creen las ocasiones necesarias para sumar goles al marcador. El problema viene cuando a Krhin le quitan a su Rubén Pérez, o viceversa. Los dos juntos son infranqueables pero separados ambos se ven superados por la mejorable capacidad defensiva de Márquez, el mismo Rochina o Success.

Capítulo aparte merece la defensa. Babin no está en su mejor momento, con Mainz nunca se sabe, y Dória... lo del brasileño es muy preocupante, teniendo en cuenta que ha sido un fichaje de 'campanillas' en el entorno granadinista. Lombán se erige como el líder de la zaga y su ausencia se nota en una estructura aún por desarrollar. Por último, Miguel Lopes también evidencia muchos deficiencias que, a principio de temporada, no aparecieron. El portugués no está encontrado su mejor momento de forma y se ha visto claramente superado por Foulquier. Ante el Valencia terminó cargado después de no dar ni un pase a derechas, mostrando un nivel muy lejos de su mejor versión. En el nuevo entramado táctica del de Humanes, tomando como referencia los dos partidos expuestos, se vio más cómodo para recorrer la ala izquierda a Édgar que a Biraghi, que aún no se aclara si lo suyo es defender o atacar.

Sandoval tiene trabajo por delante. Ha vuelto a mostrar su gran valentía. La propuesta de fútbol es ilusionante y, cuanto menos, atractiva. De mantenerla, y crear estabilidad en torno a ella, se ganará a más de uno de los que van a Los Cármenes cada jornada casera. Al de Humanes no se le puede negar la intención, jornada tras jornada, de mejorar o anteponerse a cualquier situación que venga. De momento, la situación no es preocupante, pero tampoco es tranquila. De confianza y perseverancia saben mucho en los despachos del Granada, algo que puede beneficiar al bueno de Sandoval en su objetivo de instaurar un nuevo patrón en Granada, uno al que la irregularidad no le acabe matando.







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