La motrileña que trabaja al servicio de su brújula

A esta blogger le surgió la oportunidad de ganarse la vida viajando al quedarse en paro y cuando su afán por explorar nuevos territorios se le fue de las manos

Patri
Patricia Rojas cuenta sus viajes en Lacosmopolilla.com | Foto: @lacosmopolilla
José L. Moreno | @morenoluaces
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Patricia Rojas está acostumbrada a escribir de viajes. Cuando se trata de describir un lugar en el que ha estado su pluma o teclado corren a la velocidad de la luz. Los países prefiere explorarlos con más calma. Con diez años los Reyes Magos le hicieron el mejor regalo del mundo: un atlas. Pronto pasó de viajar con la imaginación a hacerlo en persona.

Tiene más de 50.000 seguidores en redes sociales, aparece en la lista de los 25 blogs recomendados de viajes de 2017 que publicó Paco Nadal en El País, nominada al mejor blog de viajes 2017 por los premios PICOT y además enseña a los más pequeños por qué crear un blog de viajes. Les recomienda formarse, viajar, viajar y, después, viajar mientras recuerda que Paulo Coehlo decía que esa "es la mejor universidad del mundo"”.

Y es que, abandonó el nido pronto. Estudió comunicación audiovisual en Málaga, para acabar trabajando en Madrid. Y el primer ingreso que tuvo lo invirtió en lo que más le gusta: viajar. “Ese atlas que de usarlo tenía celo en las esquinas por fin se materializaba en realidad”, señala Patricia Rojas en su blog 'La Cosmopolilla', como popularmente se le conoce en internet.

Porque como a buena periodista, le picó pronto el gusanillo de comunicar y decidió hacerlo en torno a su pasión. “Poco a poco fui conociendo a gente del sector, me enteré que había una Asociación de Bloggers de Viajes en Madrid y se me abrió un abanico de posibilidades que hasta entonces ni me había planteado. Comenzaron a pedirme colaboraciones, a invitarme a viajes de prensa y cada vez la cosa fue a más... Hasta que hace un año y medio me quedé sin trabajo y decidí apostar por este proyecto personal y profesional que es lacosmopolilla.com”.

Svolvaer. Islas Lofoten, Noruega | Foto: La Cosmopolilla

Pero, realmente, este 'gusanillo' por recorrer mundo le viene de familia. Corrían finales de los 80 y sus padres eran un poco hippies. “Salíamos con la furgo, dormíamos en ella, recorríamos España de camping en camping. Con unos diez años me hicieron mi primer pasaporte que estrené con un sello de Portugal. De aquella travesía cruzando el Miño sólo tengo breves fogonazos: cambiar pesetas por escudos, los ultramarinos de bacalao... Parece otra época, otro siglo”, cuenta Patricia Rojas mientras se da cuenta de los años que han pasado al echar la vista hacia atrás.

Patricia Rojas en Nepal

Granada

Como buena viajera, está enamorada de Granada. Y como buena granadina lleva su tierra por bandera. Reconoce que no puede ser objetiva a la hora de comparar la ciudad de la Alhambra con cualquier otro territorio.

“Granada lo tiene todo. Un legado cultural milenario cuyo trazado arquitectónico es único. Aún no he encontrado vistas de una ciudad más bellas que la que se dibuja desde el Paseo de los Tristes hasta el mirador de San Nicolás. Granada tiene alma y habla a través de los más grandes de la música y la lengua: Lorca y Falla. Sus cumbres son las más altas y vírgenes de la península, montañas que van a morir al mar”, una descripción que le sale del corazón, a la vez que reivindica que Granada no es sólo un palacio nazarí.

“GRANADA ES MUCHO MÁS QUE EL PALACIO NAZARÍ

Y ES LO QUE HAY QUE TRASMITIR”

Patricia Rojas en Motril, ciudad donde nació | Foto: La Cosmopolilla

Porque una persona que no sabe con certeza en cuántos países ha estado, alguna idea de turismo tiene que tener. “Creo que hay que extender ese mensaje de que Granada es mucho más, que pernocten, que alarguen la estancia. Vas a visitar monumentos impresionantes como el Monasterio de La Cartuja, la casa-museo de Manuel de Falla, la Huerta de San Vicente o el museo de Bellas Artes y te los encuentras vacíos “.

Una oferta turística que, como buena embajadora, no deja en la capital. “El valle de Lecrín es un auténtico diamante en bruto que hay que pulir, con unos senderos, ríos, bosques, pueblos auténticos y encantadores... Al igual que la Alpujarra donde el turismo se concentra en Trevélez y el Poqueira. Pero siempre desde un turismo de calidad, responsable, que sea beneficioso y respetuoso con la población local y con el parque natural de Sierra Nevada que además es Reserva de la Biosfera por la Unesco”.

Cosas que aprender de otro países

No tienen jamón, ni tostadas de tomate, ni mucho menos aceite de oliva, pero Granada y, en general, España tienen mucho que aprender de otros lugares y culturas. “La primera vez que fui a Alemania me sorprendió que para entrar al metro o al tren no existían los tornos y todos los ciudadanos pagaban su billete. Sólo vi colarse a dos personas y resultaron ser españoles. Igual que lo del cajetín con el periódico donde la gente lo coge y deposita las monedas en Noruega, ¿te imaginas aquí en España?”.

Isla Contoy, Riviera Maya

Coleccionista de lugares y de lecciones

Un periodista no está acostumbrado a que le pregunten. El plumilla frecuenta más la sensación de dar la lata en su derecho a preguntar. Cuando se le cuestiona qué es lo que más le ha chocado de sus viajes reconoce la dificultad de la respuesta, pero sus recuerdos pronto florecen. “De Asia me ha impactado mucho el choque cultural, por ejemplo las cremaciones en el río sagrado de Katmandú en Nepal. Me dejaron un poco tocada... De paisajes, la inmensidad del Himalaya. Como experiencia, convivir con los Kuna en las islas de San Blas, durmiendo en una hamaca en una cabaña en la playa, sin luz eléctrica ni agua corriente, con una familia de 7 hijos... Una gran lección de vida: cómo teniendo tan poco podían ser tan felices”. Porque la experiencia de Patricia Rojas deja claro que viajar es vida y sin viajes su vida se apagaría.







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