La hora de Roberto

Roberto
Manuel Herrera @manuelherrerapr
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El 23 de mayo del año 2009 fue un día feliz en el Camp Nou. El FC Barcelona de Josep Guardiola, ya campeón de la Liga y de la Copa del Rey, recibía, en la penúltima jornada, al Atlético Osasuna, inmerso, como es costumbre, en la pelea por eludir el descenso. El conjunto, en aquel entonces, entrenado por José Antonio Camacho necesitaba el triunfo para depender de sí mismo en el último partido. Y lo logró. Un gol del uruguayo Walter Pandiani mediado el primer tiempo le dio la victoria a los rojillos (0-1).

Para los culés, el resultado era lo de menos. Los jugadores del FC Barcelona, que solo cuatro días más tarde levantarían la tercera Copa de Europa para el club, en Roma, ante el Manchester United, mantearon a Guardiola y festejaron un título de Liga que llegaba apenas un año más tarde del famoso pasillo al Real Madrid en el Bernabéu. Cosas del fútbol.

En el otro lado, el Osasuna, que finalmente se salvaría tras derrotar, precisamente, al Real Madrid en la última jornada, celebraba un triunfo que le mantenía con vida. Probablemente, uno de los hombres más felices aquella noche era el guardameta Ricardo, titular desde el partido anterior por primera vez desde que perdiera el sitio en la novena jornada en favor de Roberto Fernández (Chantada, Lugo; 1979) que, aquel día, en el Camp Nou, disfrutó de una victoria agridulce.

A sus 30 años, Roberto vivía su primera temporada en Primera División, después de una exitosa trayectoria en Segunda con el Sporting de Gijón. Aquel florecer tardío le había permitido disfrutar, desde la madurez que aporta llevar más de una década como profesional del fútbol, de partidos en los estadios más grandes: el Santiago Bernabéu, la Catedral de San Mamés o el Vicente Calderón, triunfo incluido, fueron los escenarios en los que el lucense pudo paladear la sensación de ser un futbolista de la máxima categoría. No tuvo esa opción en el Camp Nou.

Al año siguiente, tras la salvación agónica de los rojillos, Roberto continuó en la disciplina del Club Atlético Osasuna, pero José Antonio Camacho, el mismo que le había dado la oportunidad de debutar en Primera el año anterior, le relegó, en esta ocasión, al banquillo. Ricardo fue titular en 36 de las 38 jornadas de Liga. Solo se perdió los dos últimos partidos, ya intrascendentes. Esas fueron las dos únicas opciones de vestirse de corto para Roberto. Ninguna de ellas fue en el Camp Nou, por lo que el lucense regresó a Segunda División, en este caso al Granada, con la espina de no haber jugado en el coliseo blaugrana.

Tras el meteórico ascenso a Primera del conjunto nazarí, Roberto tuvo una nueva oportunidad en la élite. El portero lucense se hizo con la titularidad en la primera vuelta de la campaña 2011-2012, pero una inoportuna lesión en la espalda le relegó a la grada. Así pues, cuando el Granada CF visitó el Camp Nou por primera vez en 35 años, el héroe del regreso a la máxima categoría tuvo que ver por televisión cómo su compañero Julio César defendía la meta del conjunto de Abel Resino aquel día. La espina seguía clavada.

Varios meses, un gol de Tamudo y otro de Falcao más tarde, el Granada CF afrontaba una nueva campaña en la élite, la 2012-2013. Aquel año supuso la llegada de Anquela al banquillo y también el aterrizaje del exguardameta del Racing de Santander, Toño, en la nueva plantilla del Granada CF. El técnico jiennense optó por el nuevo portero en detrimento de Roberto, que, una vez más, vio desde el banquillo cómo sus compañeros caían, con honores, por 2-0 en el campo del FC Barcelona.

Posteriormente, Roberto recuperó la titularidad y acabó apartando a Toño de las alineaciones. Con el lucense en la portería, el Granada CF encarriló la salvación y confirmó su permanencia un año más en la categoría.

De cara a la actual campaña, Roberto vio cómo la dirección técnica traía a un nuevo portero para competir con él por el puesto. El internacional griego Karnezis amenazaba, una vez más, la inestable posición del lucense, pero, en esta ocasión, el gallego no ha dado concesión alguna. Sus actuaciones han sido impecables en las trece primeras jornadas del campeonato y Alcaraz no ha tenido dudas.

Esta semana llega el viaje al campo del FC Barcelona y nadie discute que Roberto será el portero titular. Por fin, se sacará la espina. De una vez por todas, tachará el nombre del último gran estadio español que le quedaba por estrenar. En enero, cumplirá 35 años, pero el sábado será un novato. Es la hora de Roberto en el Camp Nou.







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