La biblioteca de Las Palomas, del cierre a la eficiencia

Este centro situado en el Zaidín fue clausurado en 2011, pero volvió a la actividad en 2016 y ahora recibirá una puesta a punto

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Biblioteca de Las Palomas | Foto: Archivo GD
E.P.
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Granada, como ciudad de cultura que es, cuenta con un gran número de bibliotecas. Sin embargo, pocas o ninguna en la ciudad de la Alhambra tienen una intrahistoria tan importante como la de Las Palomas, del barrio del Zaidín, espoleada por los vecinos para renacer de sus cenizas cual ave fénix.

Corría el año 2011 cuando desde el Ayuntamiento se tomó la decisión de cerrar la biblioteca de Las Palomas. Este centro había servido hasta aquel entonces como foco cultural del barrio, pero en agosto de ese mismo año se anunció el cese de sus actividades y el traslado del material y los trabajadores a la biblioteca Francisco Ayala, situada en el extremo contrario del barrio granadino.

Fue entonces cuando los vecinos decidieron formar una plataforma para protestar y defender la continuidad del centro. Desde la agrupación se destacaba que gran parte de los jóvenes que acudían a la biblioteca eran gente de pocos recursos y que seguramente no cruzarían el barrio entero para continuar con sus estudios. Dado que el equipo de gobierno de aquel entonces respondió con negaciones, los vecinos de la plataforma decidieron comenzar con lo que terminarían por ser más de cuatro años de protestas incansables.

La más simbólica de estas reivindicaciones vecinales tuvo lugar en diciembre de 2012.Fue entonces cuando los vecinos decidieron ‘ocupar’ la biblioteca tras descubrir que su puerta había sido forzada en un acto vandálico. Aprovechando esta circunstancia, los miembros de la plataforma decidieron llenar el recinto de estanterías y libros a modo de protesta porque el Ayuntamiento no había dado respuesta alguna a un plan propuesto por la asociación en el cual se ofrecía un modelo de autogestión para el centro con unos costes muy reducidos.

Finalmente, en 2016 se anunció la reapertura de la biblioteca. Tras más de cuatro años de protestas, los vecinos volvieron a tener a su disposición el centro desde el día 23 de abril de ese mismo año. El equipo de gobierno por aquel entonces admitió que cerrarlo en su día fue un error y que podía coexistir con la biblioteca Francisco Ayala, situada en el mismo barrio.

2018, el año del paso adelante

Tras dos años de uso regular, el 9 de agosto se anunciaba un nuevo paso adelante para esta biblioteca: gracias a la estrategia EDUSI, se destinarán fondos para mejorar la eficiencia energética el centro. En la actualidad, la calificación energética es de letra F en una escala que dista más de lo óptimo cuanto más lejana es la letra en el abecedario. Con estas mejoras, se pretende elevar la calificación como mínimo a la letra E, si bien es cierto que cuando finalicen estas actuaciones previstas es muy probable que se consiga mejorar la eficiencia hasta la letra D.

Para ello, se dispondrá de 60.000 euros, de los cuales el 80% serán cofinanciados por fondos FEDER. Con esta inyección de capital, se llevarán a cabo diversas tareas que actuarán sobre la carpintería, el alumbrado, la ventilación y la climatización, creando un ambiente mejor tanto para los trabajadores como para los visitantes, que podrán disfrutar de las instalaciones sin tener que preocuparse tanto por el clima, pues se mejorará el aislamiento de la temperatura.







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