La Bestia

Tequisquiapan, considerada la ciudad más feliz de México ubicada en el (Estado de Querétaro). Detrás de esta estadística para fomentar las buenas políticas locales y el turismo de altas esferas, se oculta una tragedia con números y protagonistas diferentes.

La Bestia
Omar Jerez | @omarjerezkenzo // Julia Martínez | @jul_mf
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Diariamente transitan en Tequisquiapan ferrocarriles de mercancías, entre estos, se encuentra el llamado “tren de la muerte o la bestia”, lleno de migrantes (procedentes de Honduras, Nicaragua, El Salvador y Guatemala) con la intención de atravesar México para llegar a su destino final, Estados Unidos.

El 90 por ciento de los migrantes, de origen centroamericano, que utiliza el tren para llegar a Estado Unidos en busca de un futuro esperanzador, no llegarán vivos a su destino.

La mayoría, son asesinados por equipos de seguridad privada que ha contratado la misma empresa del ferrocarril como pretexto de proteger el material que llevan , los vigilantes aparte de torturar, maltratar y asesinar a los migrantes,  roban todas las pertenecías de valor que llevan l, para así, complementar su salario y enriquecerse a costa de su indefensión.

Niños que presencian en directo como raptan a sus padres o los decapitan dejando en sus vías a la mayoría de las criaturas huérfanas, teniendo que continuar el trayecto solos. Sí lo consiguen, llegan a su destino arrastrando unas secuelas traumáticas difíciles de asumir, han sido testigos  en primera fila de la atroz pérdida de sus progenitores.

Otros, son secuestrados para trabajar en los campos de “coca” 18 horas diarias sin posibilidad de escapar; un estado de esclavitud a los que son forzados de por vida.

Las mujeres son violadas, raptadas y obligadas a trabajar en redes de prostitución por “los zetas” (cartel criminal conocido por las autoridades mexicanas).

Muchos de ellos, al tener que cambiar constantemente de tren, sufren amputaciones, se desangran por no recibir asistencia sanitaria, ya que, cuando sufren este tipo de lesiones y accidentes, suelen ser en zonas despobladas; no existe posibilidad real de ir a un hospital; prefiriendo la mayoría de ellos, enlazar con otro tren por temor a que los deporten asumiendo el riesgo que ello supone para su vida al sufrir la amputación sin tratamiento de un miembro del cuerpo.

Pero detrás de este horror, se encuentra un héroe, un héroe de un humanismo fuera de lo común, Martín Martínez Rios,Vicepresidente de Estancia del migrante González,  organización que no recibe ningún tipo de ayuda del Estado .Martín, lleva junto a su mujer e hija y una serie de voluntarios quince años acogiendo y ayudando a migrantes. En este pequeño oasis les brindan alimentos, medicinas, ropa, asesoría legal (en caso de ser detenidos para que no le deporten a su país de procedencia).  Allí pueden dormir, recuperar fuerzas para seguir el trayecto que les lleve a Estados Unidos,

Estancia del migrante González y Martínez atienden en un habitáculo de 16 metros cuadrados  a 600 mil migrantes en un año. Estando con ellos realizamos una performance acompañada de documento gráfico, para visibilizar una labor que realizan los 365 días del año a 24 horas completas esperando en esos 16 metros, el mismo sitio donde asisten a los migrantes, en la vieja estación de Bernal en la ciudad de Tequisquiapan.

Han sido amenazados de muerte en multitud de ocasiones por ayudar a los migrantes; en el tiempo que estuvimos con ellos, nos relataron que tres días antes estuvieron a punto de ser disparados por los empleados armados y con pasamontañas que la empresa de ferrocarriles tiene contratados, al confundirlos con migrantes.

Martín Martínez Rios fue migrante y padeció en su propia biografía  lo que sufren las personas que se montan en “el tren de la muerte”, a su regreso del tan perseguido “Sueño Americano” decidió dedicar su vida a los que nunca volverán a su hogar de una tragedia que conoce en primera persona perfectamente.







Comentarios

Un comentario en “La Bestia

  1. Un trabajo increible y espeluznante de un tragedia que te deja sin palabras.
    Admito que no tenía conocimiento que existía migrantes que buscan el sueño pesadilla americano por medio de un tren.

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