Get out of the building!!

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Un pobre invidente llevaba un largo día mendigando con un letrero en el que se leía “ayúdenme por favor, soy ciego”, pero en su gorra apenas se vislumbraban unos céntimos. Entonces apareció un hombre que tomó su cartel, le dio la vuelta y escribió algo. En pocas horas en la gorra del pobre ciego ya no cabían más monedas. Cuando aquel hombre volvió a aparecer el invidente le preguntó, “¿qué pusiste en el cartel?” Él contestó, “lo mismo, sólo cambié de estrategia”. En aquel pedazo de cartón ahora se leía “es primavera y yo no puedo verla”. Esta es la historia del mendigo y el publicista que a tantos ha inspirado.

Hace unos quince años, Eric Ries, tras ser espectador de una serie de fracasos en los que se posicionaba como empleado y como director tras su paso por la Universidad de Yale, comprendió que había un común denominador en todos ellos: las estrategias de márketing estaban dirigidas a convencer a las personas de que adquiriesen una serie de productos, pero nadie se había planteado cuáles eran las necesidades reales que esas personas detentaban.

Fue esta reflexión la que le llevó a indagar en los el orígenes de la metodología “Lean Startup”, la cual cambia y revoluciona la forma clásica de afrontar el lanzamiento de un negocio y nos ha hecho ser conscientes del error que tanto se ha cometido y que es causa de tantos fracasos: el ”classic business plan” ya no se ajusta a nuestros tiempos en los cuales ya está prácticamente todo inventado: no se puede partir de un producto, se ha de partir de una necesidad, la innovación ha de ser continua.

De esa manera Steve Blank, profesor y mentor de Eric Ries, definió los cimientos de esta filosofía “Lean Startup” gritándole al mundo: “Get out of the building!” es decir, ¡salgan del edificio! ¡No se queden en sus oficinas configurando eternas hojas de Excel que sólo son hipótesis! ¡Salgan a la calle y pregunten a la gente, conozcan sus necesidades, traten de solventarlas, anticípense a ellas!

La huida a Silicon Valley no es necesaria para aplicar todo esto, la Meca de los emprendedores no tiene por qué fijarse en la Bahía de San Francisco si no que ésta puede encontrarse allá donde la queramos ubicar. En Granada por ejemplo y sin ir mucho más lejos, donde contamos con mi buen amigo Francisco Palao, CEO de IActive con apenas 30 años que con el uso de esta innovadora filosofía transformó su idea en proyectos de extremado éxito.

Lo único que necesitamos es encontrar un “producto mínimo viable” que nos permita evaluar nuestras hipótesis sobre el mercado, un experimento A/B para observar los cambios en el comportamiento entre dos grupos y medir el impacto de cada versión, un pivote o "cambio en el modelo de negocio” y por último “¡crear-medir-aprender!”, el corazón de esta ciencia, que nos permite adaptar nuestras ideas y productos innovadores al mercado mediante el aprendizaje continuo".

El futuro ya está ocurriendo, y gracias a él y por él, cada vez somos más conscientes de que si cambia la mentalidad cambian los resultados. Dicen que siempre hay una perturbadora sensación de ruina y decadencia antes de una gran explosión de energía, de vida. Los hay que aseveran que los principios y los finales siempre son contradictorios entre sí, y creo que esta vez no se equivocan.

Este trance económico en el que el mundo lleva unos años inmerso va a acabar gracias a los que se atreven a cuestionar sus propias doctrinas y las de la sociedad, aquellos que están dispuestos a fracasar para aprender pero sin recrearse, el fracaso mejor rápido y barato, y, sobretodo, gracias a la nueva unión a la que ha dado a luz este tiempo de ahogo: seres con conmovedores talentos y aptitudes y prójimos solventes que creen en ellos, que confían en lo innovador porque han dejado atrás la falsa y obsoleta seguridad que lo clásico depara.







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