Especialistas alertan sobre la pérdida de la biodiversidad en los ecosistemas esteparios andaluces

Las estepas naturales y las estepas cerealistas, así como sus aves y, en general, el modelo agrario tradicional, parecen abocados a la desaparición

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Imagen ilustrativa | Fuente: ArchivoGD
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Investigadores, técnicos, gestores, naturalistas y representantes de organizaciones no gubernamentales han concluido en una jornada en torno a los ecosistemas esteparios llevada a cabo recientemente en el municipio granadino de Otura que resulta "urgente" que las administraciones tomen medidas en la compatibilización de las actividades agrícolas con la conservación de la biodiversidad.

La jornada contó con la participación de Francisco Valera, científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA), en Almería, según ha precisado el CSIC en un comunicado.

En el encuentro, al que también han asistido investigadores de la Universidad de Granada, los participantes han acordando seguir dando pasos e ir más allá de esta reunión para propiciar, por un lado, que la ciudadanía conozca la riqueza y la diversidad natural que atesoran estos paisajes y, por otro lado, reflexionar, advertir y crear conciencia acerca de la dramática situación actual.

La riqueza natural del campo andaluz se está empobreciendo debido fundamentalmente a la transformación y fragmentación de los hábitats naturales. Muchas de las aves esteparias, como uno de los máximos exponentes biológicos de estos ecosistemas, se encuentran en un alarmante estado de amenaza y otras en un inminente peligro de extinción.

De las 63 zonas de especial protección para las aves (ZEPA) declaradas en Andalucía, tan sólo dos fueron creadas específicamente para las aves esteparias: zona ZEPA de 'Campiñas de Sevilla' en el entorno de Osuna y zona ZEPA de 'Alto Guadiato' en Córdoba. En el resto del territorio andaluz estas aves no disponen de un espacio donde el uso y el aprovechamiento del suelo sea compatible con su conservación.

Las estepas naturales y las estepas cerealistas, así como sus aves y, en general, el modelo agrario tradicional, parecen abocados a la desaparición. De poco sirve proteger a la fauna si sus hábitats están siendo transformados cada día por plantaciones más rentables de olivos y almendros, entre otros, manejadas de forma intensiva y que reciben mayores subvenciones: con estas prácticas agrícolas, la biodiversidad parece no tener cabida.

Los asistentes concluyeron que "debemos actuar ya si no queremos que la vida silvestre en el campo andaluz se apague".







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