“Escribir cartas me ha ayudado a controlar mi impaciencia”

En una época en la que la mensajería instantánea ya es rutina, hay jóvenes, como Cintia, que aún siguen comprando sellos y enviando cartas y postales

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Cintia Tortosa es una granadina de 28 años que sigue enviando cartas y postales | Antonio L. Júarez
Ángela Gómez | Imagen: Antonio L. Juárez
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No diremos que Cintia es la excepción, pero sí que forma parte de un grupo reducido de personas en el mundo que no han sucumbido al cien por ciento a las nuevas tecnologías.

Hoy día, con tanto Whatsapp, Facebook, Twitter, Instagram, Gmail, entre otros servicios que ofrecen mensajería instantánea,  resulta llamativo encontrar a personas que no han renunciado a escribir cartas de su puño y letra, a derramar tinta sobre un folio para contar sus sensaciones, recuerdos, experiencias, últimas noticias, anhelos...

Esta granadina de 28 años visita el buzón de correos con frecuencia. Cintia Tortosa se declara una amante de lo analógico y nos confiesa que escribir cartas le ha ayudado a ser más paciente. “Vivimos en la época de lo inmediato y de la impaciencia. Mandar una carta significa para mi tener que esperar y, gracias a eso, he aprendido a controlar mi impaciencia, a mirar el buzón con intriga e ilusión, a saber que toca esperar”, nos explica Cintia, quien nos muestra entre sus manos un puñado de postales y sobres. “Además, tener algo palpable en tus manos no es lo mismo que un email o un mensaje de texto. Al final tienes muchos, pero ninguno tiene significado tan especial como puede tenerlo una carta, pienso”.

Cintia recuerda sus primeras 'misivas' en el colegio. Los remitentes eran sus propios compañeros de clase. “Tengo guardadas algunas de más de diez folios”, comenta risueña.

Algunas de las cartas y postales que ha recibido Silvia recientemente | Antonio L. Juárez

Luego llegó la vorágine de Internet, y Cintia, con 12 años, le sacó partida, pero a su manera. “Me metía en chats en los que encontrar personas para enviarnos cartas y conocernos más a través de ellas”, recuerda esta joven que le gustan usar stabilos a la hora de dejar correr la tinta por el papel.

Ahora, ella suele escribir cartas a amigos que tiene repartidos por todo el mundo y a la familia de su novio que vive en Reino Unido. “Ellos sí guardan la costumbre de enviar cartas en fechas concretas, como puede ser Navidad o cumpleaños”, nos cuenta. “Aunque ahora suelo mandar más postales”. De hecho, Cintia es usuaria de una aplicación que se llama Postcrossing, a través de la cual consigues contactos de todo el mundo con los que enviarte esos mensajes en el reverso de esas tarjetas que muestran la idiosincrasia de un país. “Me encanta viajar y esto es una buena manera también conocer cómo piensan otras personas”.

Cintia considera que, a diferencia de los correos electrónicos y la mensajería instantánea, las cartas tienen un sello más personal. “Te tomas un tiempo para escribirlas y mandarlas, y mientras lo haces, tu mente está volcada en esa persona, en qué le vas a decir, en escoger las palabras más adecuadas”, expresa esta joven.







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