Erdogan se juega el apoyo de los núcleos urbanos en las elecciones

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E.P.
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El primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, se enfrenta este domingo a unas elecciones locales en medio de un escándalo por corrupción y las críticas por su ofensiva contra las redes sociales, y podría incluso replantearse su candidatura a la Presidencia si termina sufriendo un varapalo en los laicos núcleos urbanos que le han advertido de la deriva religiosa por la que se encamina su gobierno.

El dominio nacional de su partido Justicia y Desarrollo (AKP) no está puesto en duda, ya que Erdogan cuenta con la ventaja de que la oposición turca no se encuentra unida y tiene el apoyo férreo de la población musulmana que reside en el corazón del país. Además, el AKP ha cultivado una beneficiosa imagen de pragmatismo económico gracias al crecimiento de la economía turca y el desarrollo de sus aspiraciones a incorporarse a la Unión Europea.

Sin embargo, la sucesión de escándalos y protestas de los últimos meses ha motivado que el partido se arriesgue a sufrir un marcado descenso en el nivel de apoyo popular durante los comicios. Tanto que, de no ser por los factores mencionados "ahora mismo estarían arrasados", según ha declarado el analista político Alí Tekin al diario 'Today's Zaman'. Si no ha sucedido, es porque "los que quieren dejar el AKP no encuentran una alternativa en los partidos de centroderecha".

El AKP ha querido rebajar las expectativas y ha asegurado que se conforma con repetir el 39 por ciento alcanzado en las elecciones de 2009, pero estas cifras nacionales perderán gran parte de su sentido dependiendo de los resultados en los tensos comicios a las alcaldías de Estambul y Ankara.

Tan apretados, de hecho, que el alcalde de Ankara, Melih Gökçek, rompió a llorar durante una entrevista televisada para pedir a los ciudadanos que no votaran por la principal formación opositora, el Partido Popular Republicano (CHP), que amenaza con poner fin a sus 25 años de mandato en la capital. Tanto Gökçek como su rival del CHP, Mansur Yavas, han llegado incluso a advertir de que podrían ser objeto de intentos de asesinato durante la celebración de las elecciones.

RIVALES

Las elecciones de hoy será la primera vez que los turcos acudan a las urnas desde la represión de las protestas del pasado verano contra el Gobierno y el escándalo de sobornos que afecta tanto a Erdogan como a algunos de sus ministros, alimentado por la filtración en Internet de una serie de llamadas telefónicas del primer ministro en las que advierte a su hijo que esconda cuantiosas sumas de dinero.

A Erdogan no le ha bastado con desmentir categóricamente la autenticidad de las llamadas. El primer ministro, animado por los excelentes resultados conseguidos en los comicios de hace tres años, volvió a dar muestras del endurecimiento de su comportamiento --alienando en el camino al partido kurdo, por ejemplo-- al ordenar el bloqueo de la red social Twitter y el canal de vídeos de YouTube, y se ha mantenido incólume ante las críticas de la Unión Europea, gobiernos y personalidades de la cultura mundial.

Erdogan mantiene que en el centro de la filtración se encuentra una conspiración dirigida por el clérigo islámico y antiguo aliado Fetulá Gulen, quien reside de manera discreta en Estados Unidos, y dirige el movimiento Hizmet ("El servicio"). Gulen y su grupo, que ayudaron al AKP a llegar al poder en 2002, han sido objeto en los últimos meses del cierre de varias de sus escuelas en Turquía y del despido de miles de sus funcionarios asociados, por orden de Erdogan.

Hizmet se ha declarado siempre como una "red democrática independiente" construida durante la última década a través de sus escuelas y organizaciones no gubernamentales, pero Erdogan sospecha que el movimiento está intentando construir un estado alternativo.

"Somos conscientes de que el cierre de las escuelas y los despidos parecen un comportamiento golpista, o como se quiera llamar, pero si no hubiéramos hecho esto ahora, el futuro tanto de este gobierno como de cualquier otro Gobierno futuro correría un riesgo terrible", explicó a Reuters un alto responsable del Ejecutivo turco.

OPCIONES ALTERNATIVAS PARA ERDOGAN

El plan de Erdogan consiste en reforzar, a través de una enmienda constitucional, las competencias de la Presidencia, que actualmente ostenta Abdulá Gul sin mucho impacto en la política nacional, y comparecer a los comicios a la jefatura del Estado para mantener los mismos poderes de los que disfruta ahora como primer ministro, una vez llegue al límite de mandatos que él mismo definió en su reforma constitucional.

Sin embargo, carece del poder para aprobar esta reforma y culpa de ello son sus "abrasivas políticas", como describen los analistas de 'Zaman', que le han valido la retirada del apoyo del partido Democrático Popular, la principal fuerza kurda del país y elemento instrumental para sacar adelante su propuesta.

Erdogan, no obstante, tiene la opción de dar marcha atrás en la reforma del límite de mandatos y comparecer en las próximas elecciones legislativas del año que viene a un cuarto mandato como primer ministro. El Gobierno podría adelantar estos comicios para que coincidieran con las elecciones presidenciales, si así lo considera oportuno.







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