Emilio Egea, director del FIJR: "El cortometraje no tiene miedo a arriesgar, es el cine como salto al vacío"

Hoy comienza oficialmente la XXI edición del Festival de Jóvenes Realizadores de Granada y compartimos unos minutos con su director, Emilio Egea, que nos desgranó como se realiza un festival de estas características

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Emilio Egea durante la entrevista en el Teatro Isabel la Católica para Granada Digital
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La XXI edición del Festival Internacional de Jóvenes Realizadores comienza a lo grande con la visita de Jonás Trueba esta misma tarde. A partir del martes se verán en el Isabel la Católica producciones que han ganado Oscars o Goyas, y algunas películas llegadas de sitios tan dispares como Chile, Estados Unidos, Egipto, Japón o Afganistan.

El FIJR es un festival de referencia en nuestro país para los nuevos autores. Este año la organización estima que han podido ver unos 3.000 cortos que podrían participar en el certamen, aparte de configurar una serie de actividades paralelas para todos los gustos.

La cabeza visible es su director Emilio Egea. Ligado al festival desde el año 2.000, Egea es un amante del cine de autor y confirma que sin un equipo implicado y con ganas de avanzar el festival no saldría adelante.

Tuvimos la oportunidad de hablar con Egea en la sede del Festival, el Teatro Isabel la Católica.

Como director de un festival de cine, supongo que Emilio Egea ve mucho cine, ¿qué tipo de cine le atrae más?

Aparte de ver mucho cine clásico, siempre me ha gustado ver mucho cine de autor y cine europeo, aunque obviamente tengo que estar al día del cine más comercial, pero es el que menos atracción me genera.

Ahora por trabajo veo muchos cortometrajes de jóvenes realizadores. Puedo ver unos 2.000 cortometrajes al año. Tampoco es que me quede mucho espacio para ver más, pero intento estar al día y seguir revisando clásicos para que no se olviden.

 

¿Qué opinas del cine español que se hace actualmente?

El cine español para mi es un poco irregular. No acaba de encontrar ni una identidad ni una línea industrial.

Es interesante algunas propuestas que se hacen como los de Monzón, o Jonás Trueba, pero tal vez les hace falta cohesión, saber a donde se dirige.

Hay muchas “guerras de guerrillas” pero poca cohesión.

Vigésimo primera edición, de un festival que cada año es más internacional. ¿Cómo se organiza un festival de este tipo?

Se organiza trabajando todo el año, pendientes de buscar lo mejor del cortometraje internacional, teniendo colaboradores fuera de España. No puedes esperar que todo te llegue, hay que buscar conexiones fuera para que te llegue lo mejor de fuera.

Y luego intentando rodearse de lo mejor de la industria local, hacerte con un equipo fiel que vaya entendiendo el festival con los años y que suponga el menor esfuerzo posible a la hora de asumir el reto para que el festival crezca o se adapte a los nuevos tiempos.

¿Qué crees que supone el FIJR para la ciudad?

Entiendo que es importante para la ciudad. Es el festival más importante de la ciudad y el pionero en Andalucía a nivel de cortometrajes. Es un festival que sobre todo recoge la idiosincrasia cultural de la ciudad ya que se alimenta del público universitario y creo que es un festival muy identificado con esa población.

No quiere decir que no llegue a otro público. El contenido es tan fresco y tan novedoso que está muy cercano al universitario.

Con la crisis supongo que en materia de presupuesto la cosa ha cambiado respecto a otros años, ¿qué presupuesto tiene el festival? ¿influye esto a la hora de traer más o menos cortos?

Los últimos años vamos manteniendo el presupuesto. Lógicamente con la llegada de la crisis sufrimos un bajón en presupuestos, pero no sólo este festival, en todos los festivales ha pasado. Este año rondamos los 50.000 euros.

Hoy por hoy en lo que es traer los cortometrajes influye menos. Entre otras cosas porque hemos pasado a la digitalización total, antiguamente recibíamos copias en 35 mm y eso incrementaba costes.

Hoy lo que tenemos que reducir es días de festival. Lo que no ha descendido, por suerte, es la implicación de los cortometrajes en el festival. Siguen mandando trabajos, siguen mandando cortometrajes. Seguimos teniendo al ganador de los Oscar, de los Goya y eso es importante.

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Supongo que recibís todo tipo de trabajos, ¿Cómo es el proceso de selección? ¿porqué os regís para seleccionar un corto u otro?

El proceso se hace a través de colaboradores que hacen una criba de trabajos. Hay también cortos que nosotros vamos a buscar.

Se hace recibiendo los cortometrajes muy pronto, y ver muchos durante muchos días y hacer selección.

¿Cuántos habéis recibido esta edición?

Para nosotros cuantos más lleguen mejor, así tenemos más donde elegir. No recuerdo ninguna edición, desde que yo estoy vinculado al festival, hablo del año 2.000 aproximadamente, no recuerdo que haya bajado de los 1.000 cortos recibidos, al contrario cada año sube.

Este año directamente habremos recibido unos 2.000 sin contar los que nosotros buscamos, o lo que vemos en festivales y otras plataformas. Podemos hablar de unos 3.000 cortometrajes que hemos visto para esta edición.

Según los datos que ofrecéis, hay trabajos de todos los continentes, ¿cómo es el cine que se está haciendo ahora por el mundo?

La mayoría de trabajos que llegan de países como África, suelen ser co-producciones. Suelen ser cines que les cuestan mucho llegar, y para que lleguen suelen ser por la co-producción.

Hay otros países que nos mandan directamente sus trabajos, como Irán, que si tiene más tradición.

Este año es curioso porque nos ha llegado un trabajo de Afganistan, que ha entrado a concurso.

Es bueno abrirse a todo este tipo de cine y procuramos que estén en el festival.

¿Qué destacarías de los trabajos que han llegado este año?

Este año la verdad que hay producciones bastante importantes. El nivel es bastante uniforme. Se cuentan historias bastante bien cerradas, bastante duras algunas de ellas, ha sido difícil encontrar este año comedias, que suele ser algo muy recurrente en el cortometraje. Este año nos ha costado encontrar comedias.

Algo muy importante es el precio de las entradas. Háblame de los precios y bonos que tiene el festival.

Los precios del festival llevan bastante tiempo parados en los 3 euros por sesión. Un precio bastante asequible. Además cuando empezó la crisis decidimos que el festival tenía un compromiso con el público y por eso decidimos sacar un bono muy popular de 12 euros para todas las sesiones del teatro, que nos parece es un precio muy asequible para todo el público.

La idea es que si es por precio que ese no sea el problema para venir al festival. Estamos hablando que es reducir un día de cañas para ir a ver todo el festival, además entendemos que somos un servicio público, nuestros fondos son públicos y por esto debemos dar la oportunidad de que todo el mundo tenga acceso a la cultura. Que por nosotros no sea.

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En concreto me gusta la idea del “Cine peques”. Háblame un poco más de cómo se desarrollará.

Este año seguimos potenciando el festival en las aulas y hemos puesto en marcha un taller junto a la Escuela Filmosofia, para pequeños de a partir de 8 años donde harán su propio trabajo. En el taller funcionará viendo la dinámica de los alumnos, no se pone un listón, no queremos forzar ni abocar a la frustración a los chicos, sino que obtengan la satisfacción de ver su trabajo en imágenes.

Para el año que viene queremos continuar en esta línea junto con Cineastas en Acción en la que se está generando un diálogo con niños de Senegal y esperamos continuar en esta línea.

Y el resto de actividades del Festival...

Arrancamos el viernes con el 48 horas, que creo que es importante que el festival arranque con fuerza, con la participación de la gente y luego ver esos trabajos en el Teatro Isabel la Católica.

Nos parece muy importante los encuentros de realizadores para conectar con el público. Jonás Trueba, Victor Erice o los diálogos entre realizadores donde vamos a hacer participar a las escuelas de audiovisuales de la ciudad para contar como se hace cine en estos tiempos duros que corren.

En definitiva la participación es la esencia de las actividades paralelas del festival.

Otra cosa que este año me ha gustado es las dos sedes que el festival va a tener en la provincia, una en Motril y la otra en Loja. ¿Qué se podrá ver en estas sedes?

El festival siempre ha estado abierto a la provincia, pero lo hace a lo largo del año. Se hacen a través de la solicitud de los ayuntamientos y hacemos sesiones especiales con un resumen de lo mejor del festival.

Este año si que durante el festival vamos a tener esas dos sedes, en Motril y en Loja. En Motril se podrán ver todas las sesiones de Animación y en Loja vamos a trasladar la sesión de comedia española, habrá una selección especial de la sección internacional y nos llevaremos el “Cine peques” también para el auditorio de Loja, que por cierto vamos a estrenar nosotros.

Para finalizar Emilio, ¿qué se va a encontrar la gente en la sección oficial?

El público se va a encontrar trabajos muy interesantes. El cortometraje nos da un pulso de las nuevas tendencias del cine y eso es muy importante. Sobre todo se ven las técnicas y las formas narrativas por las que apuesta todo el mundo del cine, y la gente más inquieta.

En el cine comercial el filtro es mucho más duro, porque tiene que resultar rentable, entonces se asumen pocos riesgos. El cortometraje no tiene miedo a arriesgar, a probar cosas nuevas, es la aventura cinematográfica y el cine como salto al vacío. Eso es lo que va a encontrar el espectador en el festival.

 

 

 







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