El Niño de Elche intima con el público de Granada | Vídeo

El "exflamenco y artista disidente" protagoniza la propuesta 'Momentos Alhambra en flamenco' y no deja indiferente a nadie en una actuación realizada a capela

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Un momento del concierto del Niño de Elche en Granada | Javier Gea
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No es El Niño de Elche un personaje que deje indiferente a nadie y poco término medio tiene en su camino. Francisco Contreras (1985), que se formó en la sevillana Fundación Cristina Heeren, con maestros como José Meneses, rompió pronto todos los moldes y estereotipos; y él mismo, en sus apariciones en medios de comunicación nacionales, se autoproclama como exflamenco o artista disidente.

Con el bagaje de cinco trabajos a sus espaldas, se presentó anoche en Granada de la mano de Cervezas Alhambra, en esa atractiva propuesta llamada Momentos Alhambra En Flamenco, un formato que, más allá de la experiencia musical, se define como “un viaje a los matices y detalles de un género ancestral en evolución constante”. Esta iniciativa recorre siete ciudades españolas y cuenta con nombres como Carmen Linares, Estrella Morente, Arcángel, Rocío Márquez, Los Planetas o el propio El Niño de Elche, conjunto de artistas que representan el flamenco más tradicional o heterodoxo en escenarios singulares.

Ese intimista lugar para El Niño de Elche fue anoche Eshavira Club, en Granada, provincia de la que es originaria toda su familia, en concreto de Montejícar, hasta que se exilió a la localidad alicantina. Y ahí, en ese Momento Alhambra, atrajo a un selecto grupo de personas que tuvo la oportunidad de comprobar todo lo que se ha escrito sobre él. Así, con la dificultad de clasificarle en un estilo definido, había expectación por ver y oír de lo que era capaz.

Un momento del concierto del Niño de Elche en Granada | Autor: Javier Gea

 

La sala se llenó rápidamente. Todo el aforo que permite, con la ansiedad de escudriñar los detalles de un tipo muy peculiar. Y es que el controvertido cantaor realmente hace lo que le da la gana y da la sensación de que se siente cómodo en la polémica que puede generar su arte, con la provocación. No hay manera de encontrar un adjetivo que defina su cante flamenco, quizás futurista se aproxime, pero tampoco. Innovador, experimental, rupturista, vanguardista, transgresor… Desde luego ha dinamitado el flamenco, pero, al menos, deja un poso para la reflexión: las cosas no son como creemos que deben ser, siempre hay alternativas para todo.

No deja de ser valiente la apuesta de Momentos Alhambra por un personaje capaz de poner en cuestión los fundamentos de algo sagrado en Andalucía: el flamenco. Y él tampoco se corta en decirlo. De hecho, ayer se presentó con una simple mesa como cajón flamenco con su colega 'Mobote', que le ayudó a las palmas junto al original 'escritor' David Pielfort. Nada más. El resto, todo a capela. A pleno pulmón. Tocando varios palos. Con la complicidad del público, sentado muy cerca a su alrededor y al que le pedía que se acercara más y más. Todo muy intimista, en permanente diálogo con ellos. Algo que, según confesó al final, es la tercera vez que hace en su vida: "Actuar a capela, así, sin guitarra ni ningún otro instrumento. No he evocado la fiesta, pero sí un espíritu más desenfrenado de esos momentos".

Durante más de hora y media, cantó, mostrando una de las voces independientes del 'exflamenco' actual. Y quiso hacer algo más clásico de lo que está habituado, pero tampoco le salió, yéndose al lado oscuro, o al otro extremo, a lo suyo, aunque él tampoco sabe qué es lo suyo: "No sé dónde estoy, ni sé cuál es el término para definirlo. A veces no sé ni dónde piso. Y eso es interesante".

Por eso ayer no dejó indiferente a nadie en el Eshavira Club. Incluso se diría que la mayor parte del público salió, además de sorprendido, satisfecho. Y El Niño, que es como es, se lo explicó: "No sé si os esperabais esto, pero tampoco me importa".

 

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