El ejercicio ayuda a los huesos, pero no al metabolismo, en la pérdida de la función ovárica

Estos hallazgos sugieren que el ejercicio puede atenuar algunas, pero no todas las consecuencias de la supresión de la hormona ovárica

mujer corriendo running
Mujer corriendo | Foto: E.P.
E.P.
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El ejercicio puede reducir el riesgo de osteoporosis vinculado con la pérdida de la función ovárica, pero la condición física puede no proteger contra los cambios metabólicos relacionados y el aumento de peso, informa un nuevo estudio que se presenta este lunes en la conferencia de la Sociedad de Fisiología Americana (APS, por sus siglas en inglés) sobre Enfermedades Cardiovasculares, Renales y Metabólicas: Implicaciones Sexuales Específicas para la Fisiología, que se celebra en Knoxville, Tennessee, Estados Unidos.

La caída de estrógeno que ocurre con la pérdida de la función ovárica afecta al sistema esquelético. Las mujeres en la menopausia tienen una mayor probabilidad de desarrollar osteoporosis (pérdida de densidad ósea) a medida que disminuyen los niveles de estrógeno, pero el ejercicio o la terapia hormonal pueden minimizar este riesgo.

Sin embargo, el efecto de la deficiencia de estrógeno en otros sistemas del cuerpo es menos claro. Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Denver y la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, estudiaron a mujeres premenopáusicas para determinar el papel del estrógeno y el ejercicio en la tasa metabólica y el equilibrio energético en el cuerpo. El balance de energía se refiere a la cantidad de calorías que se ingieren a través de los alimentos en comparación con los que se queman a través de la actividad física.

Todas las mujeres estudiadas tuvieron una pérdida temporal de la función ovárica (supresión ovárica) que disminuyó los niveles de estrógeno. Un grupo de mujeres recibió suplementos de estrógeno y también realizó ejercicio de resistencia supervisada, mientras otro grupo recibió terapia hormonal pero no hizo ejercicio.

Los grupos de suplementos de estrógenos se compararon con grupos de control de supresión ovárica que no recibieron terapia hormonal, pero que se combinaron en cuanto al ejercicio. El equipo de investigación midió la pérdida ósea a través de pruebas de imagen (escaneos DEXA) y el gasto de energía a través del agua doblemente etiquetada, un tipo especial de agua que contiene formas variadas de hidrógeno y oxígeno para permitir el seguimiento de la energía.

Todos los voluntarios tuvieron un metabolismo más lento, quemaron menos calorías y mostraron una disminución en la masa muscular y una acumulación de grasa abdominal debido a la pérdida de la función ovárica. Estos síntomas fueron prevenidos por la terapia con estrógenos. Los grupos que hacían ejercicio estaban protegidos contra la disminución de la densidad ósea, pero no contra los cambios en los otros síntomas.

"Nuestros hallazgos sugieren que el ejercicio puede atenuar algunas (por ejemplo, la pérdida de hueso), pero no todas las consecuencias de la supresión de la hormona ovárica (por ejemplo, disminución de la tasa metabólica en reposo)", escriben los investigadores.







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