El día que el Granada salió cuarto del Metropolitano

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Manuel Herrera @manuelherrerapr
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El 18 de octubre de 1959, el Granada ganó por primera y única vez en el campo del Atlético de Madrid. Fue en el Estadio Metropolitano, el mítico recinto en el que el club colchonero comenzó a escribir las primeras páginas de su dilatada historia. Aquella tarde, el equipo nazarí se presentó en la capital con la posibilidad de situarse en las primeras posiciones, tras un gran arranque que le había llevado a la sexta plaza de la tabla después de cinco jornadas.

Eso sí, la empresa se antojaba sumamente compleja. Aquel Atlético de Madrid era un equipo en construcción, que en pleno dominio del Real Madrid de las cinco Copas de Europa trataba de hacerse un hueco en las competiciones nacionales e internacionales. Los colchoneros constituían un conjunto poderoso, con jugadores en su plantilla que después se quedarían instalados en la memoria colectiva del fútbol español.

En aquel equipo, entrenado por Daucik, se encontraban futbolistas de la talla de Rivilla, Griffa, Adelardo, Peiró, Collar o Jones: la base del conjunto que seis temporadas después asaltó el trono del campeonato nacional, en la misma campaña en la que su rival de Concha Espina logró su sexta Copa de Europa de la mano de los 'ye-ye' y con Gento a la cabeza.

No obstante, para eso aún faltaban unos años y aquella tarde un humilde conjunto andaluz iba a amargarle la tarde al Atlético de Madrid con dos zarpazos en el segundo tiempo. Primero fue Martínez quien, en el primer minuto de la segunda mitad, batió a Madinabeitia y puso por delante a un Granada entrenado por el húngaro Jeno Kalmar.

Hasta aquel día, el conjunto nazarí había mostrado una enorme solidez como local y había derrotado en Los Cármenes al Espanyol, al Athletic y al Osasuna. Sin embargo, lejos del calor de sus seguidores, el equipo rojiblanco no había podido sumar ni en Elche, donde perdió por la mínima, ni La Romareda de Zaragoza, un escenario en el que se adelantó antes de sufrir un vendaval del conjunto maño que terminó con un humillante 6-2 en contra de los intereses del Granada.

Todo iba a cambiar en el Estadio Metropolitano. Tras el mencionado gol de Martínez y después de la expulsión de un futbolista por cada bando: Peiró por los locales y Vázquez por los visitantes, el conjunto nazarí fue capaz de sostener su ventaja durante todo el segundo tiempo e incluso se permitió el lujo de sentenciar en el minuto 87 con un tanto de Carranza.

El triunfo dejó el Granada en la cuarta posición de la tabla, un lugar que hasta ese momento ocupaba el Atlético de Madrid. Los nazaríes se quedaron con los mismos puntos que el Barcelona, que marchaba tercero, y a uno tan solo del Real Madrid y del Oviedo, los colíderes del campeonato.

A la semana siguiente, el Sevilla asaltó Los Cármenes y provocó el inicio del declibe de un equipo que acabó duodécimo al final de la temporada. El Atlético finalizó quinto y, además, se llevó la Copa del Generalísimo, antepasada directa de la actual Copa del Rey, tras derrotar en la final al Real Madrid de Di Stefano por 3-1 en un encuentro en el que fue capaz de remontar el gol de Puskas gracias a los tantos de Collar, Peiró y Jones.

Apenas un mes antes, el mejor equipo de todos los tiempos en Europa, aquel Real Madrid, había cerrado el mayor ciclo ganador en cualquier competición continental. El conjunto merengue apabulló por 7-3 al Eintracht de Franckfurt y se alzó con su quinto cetro continental. Eso sí, no pudo con la Copa, al igual que el Atlético no fue capaz de detener al Granada en aquella tarde de octubre en la que los nazaríes salieron cuartos del Metropolitano.







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