El alcohol afecta de forma desigual a la conducción en función de la edad

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Científicos de la Universidad de Florida, en Estados Unidos, han descubierto que el alcohol no tiene los mismos efectos en la conducción y que, con el mismo consumo, las personas mayores son más temerarios por el efecto combinado de estas bebidas y el envejecimiento, según los resultados publicados por la revista 'Psychopharmacology'.

En el estudio participaron apenas 72 personas, de los cuales la mitad tenía entre 25 y 35 años y la otra mitad de entre 55 y 70 años. En ambos casos les hicieron beber una cantidad de alcohol nunca superior al límite legal fijado en Estados Unidos para conducir, un 0,08 por ciento de alcohol en sangre según el test del aliento, y posteriormente realizaron una prueba de conducción a través de un simulador para ver si sus capacidades se podían ver alteradas.

Los participantes utilizaron un simulador de conducción en el que tenían que recorrer una carretera nacional de 3 millas (5,4 kilómetros) con bastantes curvas, e incluía una pantalla frontal por la que visualizaban el camino y dos laterales, que imitaban las ventanas del coche, para analizar su visión periférica.

Además, un sistema reproducía los sonidos propios de la conducción y los participantes también tenían un volante y pedales de freno y acelerador para controlar el vehículo. La única distracción a la que podían someterse eran coches que se aproximaban, "ni siquiera una vaca", ha reconocido Sara Jo Nixon, una de las autoras del estudio.

Los investigadores evaluaron la capacidad de los conductores cuando estaban sobrios para permanecer en el centro de su carril y mantenerse a una velocidad constante, y también la rapidez con que se ajustan el volante.

Al día siguiente fueron divididos en varios grupos y, mientras unos bebían un placebo con un refresco de limón y una cantidad insignificante de alcohol, la bebida del segundo grupo era ya lo suficientemente fuerte como para producir un nivel de alcohol en el aliento de un 0,04 por ciento, mientras que un tercer grupo se utilizó una bebida más fuerte y llegaron a un nivel de 0,065 por ciento. Tras ingerir dichas bebidas, tuvieron que completar la misma prueba de conducción.

Al comparar los datos de sendas pruebas, los investigadores vieron que en el caso de los jóvenes el consumo de alcohol no afectó a sus habilidades de conducción, si bien aseguran que se trata de un entorno de laboratorio y no significa que en la práctica, con conductores y bebedores reales, sí que puedan sufrir alguna variación en su conducción, aunque no sea significativa.

Pero lo sorprendente, en cualquier caso, fue la diferencia con el grupo de más de 55 años, ya que incluso con pequeños niveles de alcohol, incluso por debajo de la permitido, ya sufrían cambios a la hora de conducir.

Los investigadores están evaluando los resultados adicionales del estudio, y para ello han continuado analizando tales diferencias utilizando electrodos en la cabeza de los participantes para ver si se produce algún cambio en el cerebro cuando se bebe alcohol.







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