Eduardo Lizalde se muestra "agradecido" por recibir el Premio Lorca

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E.P.
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El poeta y académico mexicano Eduardo Lizalde (Ciudad de México, 1929) se ha mostrado este viernes "agradecido" tras conocer que ha sido galardonado con el X Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca, dotado con 30.000 euros y al que optaban un total de 44 candidatos de Hispanoamérica y España.

En declaraciones a Europa Press, Lizalde ha mantenido que se trata de una noticia "magnífica" pues no esperaba este galardón, con el que se reconoce el conjunto de la obra poética de un autor vivo que, por su valor literario constituya una aportación relevante al patrimonio cultural de la literatura hispánica.

Asimismo, el poeta y académico ha confirmado que se desplazará a Granada para asistir al acto de entrega del premio, que coincidirá como cada año con la clausura del Festival Internacional de Poesía.

El jurado del premio Lorca ha destacado a Lizalde, perteneciente a la Generación del 45, como un "poeta excéntrico" en cuanto que "no sigue una pauta establecida", y ha resaltado su gran variedad de registros, desde la poesía épica de sus principios, plasmada especialmente en la obra 'La mala hora' (1956) hasta el simbolismo reflejado en libros como 'El tigre en la casa' (1970).

Este poeta y académico mexicano desarrolló su interés por la literatura a temprana edad y comenzó a publicar pequeños poemas a los 18 años, en 1948, en el periódico 'El Universal'.

Estudió en la Escuela Superior de Música e hizo la carrera de Letras en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, siendo a los 27 años cuando llegaría la publicación de su primer libro de poemas, 'La mala hora'.

Tras unas breves incursiones en la política y ser cofundador de un movimiento llamado poeticismo, emprendió una tenaz carrera en solitario, a lo largo de la cual pudo dar a conocer una voz poética muy personal, caracterizada por su desbordada ironía y por la constante utilización de los recursos coloquiales del lenguaje, detrás de los cuales se adivina una estudiada labor de creación.

En lo que atañe al contenido de su obra, Lizalde recurre a una marcada utilización del ritmo y a una generosa dosificación de la metáfora para lograr la densa dimensión lírica que llega a alcanzar su poesía, casi siempre cercana, por su brevedad aguda y sentenciosa, al ámbito en que impera el aforismo.







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