Detectar información errónea puede mejorar la memoria más adelante, según un estudio

En su primer experimento, Putnam y sus colegas pusieron a 72 estudiantes de pregrado a ver seis presentaciones de diapositivas, cada una de las cuales contenía 50 fotos sobre un evento en particular

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Foto: Archivo GD
E.P
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La exposición a información falsa sobre un evento por lo general hace que sea más difícil para las personas recordar los detalles originales, pero una nueva investigación sugiere que puede haber momentos en que la desinformación realmente aumente el recuerdo.

El trabajo, publicado en 'Psychological Science', una revista de la Asociación de Ciencias Psicológicas, muestra que las personas que realmente notan que la desinformación es inconsistente con el evento original recuerdan mejor el evento en comparación con las personas que nunca tuvieron acceso a la desinformación en primer lugar.

"Nuestros experimentos demuestran que la desinformación a veces puede mejorar la memoria en lugar de dañarla --apunta el autor principal de la investigación, el científico psicológico Adam Putnam, del 'Carleton College', en Northfield, Minnesota, Estados Unidos--. Estos hallazgos son importantes porque ayudan a explicar por qué los efectos de la desinformación ocurren a veces, pero no en otras ocasiones. Si la gente nota que la desinformación no es precisa, entonces no tendrá un recuerdo falso".

En su primer experimento, Putnam y sus colegas pusieron a 72 estudiantes de pregrado a ver seis presentaciones de diapositivas, cada una de las cuales contenía 50 fotos sobre un evento en particular. Después de examinar las presentaciones de diapositivas, los participantes realizaron una tarea "distractora" no relacionada durante unos cinco minutos y luego leyeron descripciones narrativas sobre cada diapositiva de las presentaciones de las diapositivas anteriores.

Por ejemplo, si la diapositiva mostraba a un ladrón encontrando billetes de 1 dólar en un automóvil, la descripción podría ser consistente (por ejemplo, "examinó los billetes y vio que eran todos de 1 dólar), neutral (por ejemplo, "examinó los billetes y vio que eran todos de moneda de Estados Unidos"), o inconsistente (por ejemplo, "examinó los billetes y vio que eran todos billetes de 20 dólares") con la presentación de las diapositivas.

Después de leer las descripciones y completar otra tarea de distracción, los participantes respondieron a preguntas con múltiples opciones sobre qué recordaban de las presentaciones de las diapositivas originales, como "qué tipo de billetes había en el coche". Las respuestas incluyeron una opción correcta (billetes de 1 dólar), una opción incorrecta con información errónea de la descripción (billetes de 20 dólares) o una opción incorrecta diferente (billetes de 5 dólares).

Tras hacer su selección, los participantes informaron si habían notado cualquier discrepancia entre la presentación de diapositivas original y las descripciones. Fieles a un efecto de desinformación general, las personas eran más propensas a elegir la respuesta de desinformación cuando el detalle en la narración era inconsistente con la presentación de las diapositivas.

MÁS RESPUESTAS CORRECTAS TRAS VER INFORMACIÓN ERRÓNEA

Pero cuando los participantes dijeron haber recordado un cambio entre las diapositivas mostradas y la descripción narrativa, este déficit desapareció: los participantes tenían más probabilidades de seleccionar la respuesta correcta después de ver información errónea en comparación con un detalle neutral.

Y cuando informaron que la narración había contradicho la diapositiva, los participantes eran menos propensos a seleccionar la respuesta incorrecta con información errónea sobre detalles que eran inconsistentes en la narrativa en comparación con los que eran neutrales. Aunque la exposición a la desinformación parecía afectar al recuerdo del detalle correcto, detectar y recordar la desinformación en la descripción narrativa parecía mejorar el reconocimiento de los participantes más adelante.

Un segundo experimento produjo resultados similares y análisis adicionales mostraron que cómo de memorable era el detalle parecía marcar la diferencia. Los detalles que eran menos memorables, relativamente hablando, eran más vulnerables al efecto de desinformación.

Estos hallazgos sugieren que la relación entre la desinformación y la memoria es más compleja de lo que podríamos haber pensado: la mera exposición a la desinformación no indica automáticamente el efecto de desinformación. "La teoría de la interferencia clásica en la memoria sugiere que el cambio es casi siempre malo para la memoria, pero nuestro estudio es un ejemplo realmente claro de cómo el cambio puede ayudar a la memoria en las circunstancias adecuadas", explica Putnam.







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