Consejos para prevenir las lesiones bajo palio

Una buena forma física, un reconocimiento médico previo, proteger la faja lumbar y una adecuada alimentación, entre los más importantes

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Cuadrilla de costaleros durante un ensayo| Foto: elpertiguero.net
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Más de dos mil costaleros portan en Granada estos días a sus espaldas el peso de una pasión. Una pasión que ayuda a sobrellevar el esfuerzo físico que supone cargar una media de 35 kilos durante horas y que, sin tomar las debidas precauciones, puede causar serias lesiones.

Según Miguel Villafaina, presidente del Consejo General de Colegios de Fisioterapeutas de España (Cgcfe),“las lesiones más frecuentes entre los costaleros son las algias (dolores) vertebrales, especialmente en zonas lumbar, dorsal y cervical; disfunciones musculares como contracturas, sobrecargas y calambres; y otros dolores articulares. Además, se producen también, aunque en menor número, otras disfunciones, como parestesias (sensación de hormigueo o adormecimiento) y alteraciones cutáneas”.

LA PREVENCIÓN, BÁSICA

Para prevenir estas lesiones, la clínica Sin Más Dolor, especialista en traumatología y tratamiento de dolor, recuerda que en la mayoría de las ciudades han instaurado unidades específicas para tratar a los costaleros. Especialmente notorio es el  Centro de Atención al Costalero de Granada o Ceaco, que colocará a algunos costaleros sensores de movimiento, acelerómetros y otros dispositivos electrónicos para monitorizar el estado de salud durante los recorridos procesionales, lo que permitirá analizar sus constantes vitales y variables biomecánicas, así como prevenir lesiones.

Sin embargo, y para aquellas lesiones que persisten pasada la Semana Santa y para las que la fisioterapia no basta, la clínica Sin Más Dolor dispone de un equipo multidisciplinar especialista en traumatología y ortopedia, para el tratamiento de todo tipo de dolencias. Lesiones que, si no se tratan, pueden ser recurrentes y cronificarse, como es el caso de las hernias.

ANTES, DURANTE Y DESPUÉS

Pero la prevención comienza mucho antes y se recomienda:

- Trabajar la condición física, al menos con cuatro meses de antelación, fortaleciendo la musculatura -especialmente la abdominal, que da soporte a la columna vertebral- y la resistencia cardiovascular, para tener fuerza y fondo.
- Hacerse un reconocimiento médico previo para descartar patologías que pudieran aparecer durante el esfuerzo.
- Entrenamientos previos o ensayos, ya que una mala coordinación redunda en un reparto desigual del peso y por ello en la sobrecarga de un sector de la cuadrilla.
- Estiramientos para evitar sobrecargas a la hora de la procesión.
- Usar fajas protectoras que soporten y den estabilidad a la faja lumbar, al tiempo que ayudan a la musculatura abdominal a realizar esta función. Guantes para mitigar el rozamiento y un buen vendaje en el tobillo para prevenir esguinces.
- Garantizar el aporte de glucógeno a la musculatura, con una dieta rica en hidratos de carbono.

Una vez bajo palio:

- Beber agua con constancia pero no en exceso, para evitar la deshidratación.
- Estirar en los descansos y revisar la colocación de la morcilla y faja, que pueden haberse movido.

Al terminar:
- Frío en articulaciones y extremidades inferiores para recuperación.
- Ingerir bebidas isotónicas en abundancia
- Hacer comidas ligeras pero ricas en hidratos para recuperar la reserva de energía.







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