¡Cómo superar una ruptura sentimental! Dejar atrás a tu ex

Cuando se produce una ruptura de pareja se pasa por un proceso de duelo, un término que hace referencia al dolor de una pérdida

ruptura de pareja
Ruptura de una pareja
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Una ruptura de pareja es un rechazo y si alguien nos rechaza nos sentimos aturdidos y solos y tras los primeros momentos de incredulidad y consternación somos conscientes de que nuestra parte más vulnerable ha sido herida. 'Me han dejado de querer' es quizá el pensamiento recurrente, consciente o no, más común y el que genera más dolor tras el fin de una relación.

Según explica a Infosalus Helena López-Casares, autora de '¿Y a ti también te han roto el corazón' (Alienta Editorial, 2015), las relaciones que se mantienen por continuar en la 'zona de confort' dan lugar a una vida en la que más que vivir se sobrevive y el que pone las cartas sobre la mesa y decide terminar con una relación que no funciona decide vivir.

La autora señala que cuando se produce una ruptura de pareja se pasa por un proceso de duelo, un término que hace referencia al dolor de una pérdida. El sufrimiento por la ruptura aparece cuando no se es capaz de atravesar por las distintas etapas y aunque cada persona tiene procesos diferentes se podría hablar de varias fases claves:

1º Rechazo: incredulidad ante lo que está pasando, se presenta un estado de shock que lleva a mirar hacia otra parte y no creer la situación, como si se tratara de una broma o de algo que en realidad no está sucediendo. Este periodo de negación de la realidad puede durar sólo unas horas o incluso días

2º Fase aguda: es la más intensa, en este "caleidoscopio emocional", en palabras de la autora, se debe dejar que las emociones afloren pues de otra forma se pueden esconder en algún cajón interior para luego aflorar de forma explosiva en otro momento. En esta fase las emociones que priman son las de la ira y la tristeza, que de cohibirse pueden desembocar la primera en el rencor y el resentimiento y la segunda en la desilusión y la desesperanza.

Esta fase agua dura según las circunstancias personales aproximadamente de unos 6 a 9 meses pero puede alcanzar incluso los 4 años en el caso de las pérdidas más graves. Lo natural es que a los 2 años se haya superado por completo.

3º Fase de integración: cuando se consiguen expresar las emociones de ira y rabia el estado emocional gira hacia la melancolía y los pensamientos esporádicos sobre cómo hubiera evolucionado la relación, se piensa de manera ocasional sobre qué hubiera pasado si hubiera continuado. A pesar de poder sentir una especie de vacío en la vida, desde el equilibrio emocional se abre paso una nueva vida.

QUÉ ES NORMAL QUE SUCEDA

Según apunta López Casares a Infosalus, cuando hay una ruptura los pensamientos y actitudes más comunes son:

* Compararse con los demás, siempre se compara lo peor nuestro con lo mejor del otro en una comparación que parece preparada para que siempre salgamos perdiendo.

* Se mira con recelo a otras relaciones y a la forma en la que se consigue mantenerse unidos.

* Te obsesionas con la otra persona de la relación que ha terminado: buscas pruebas de cómo le va la vida en las redes sociales y páginas personales, miras sus comentarios en ellas y con quién se relaciona.

* Pensar que la vida se ha ensañado con nosotros.

* Aparece la ironía más áspera y la frivolidad para mostrar fortaleza.

MEJOR EVITAR...

La autora apunta a Infosalus algunos de los lugares comunes que quienes han dejado una relación frecuentan a pesar de que lleven a un callejón sin salida:

* No cortar con la relación y llamar a la otra persona mostrando la tristeza por la pérdida y una actitud victimista a la vez que se 'acaricia' la idea de que la otra persona pueda volver.

* Dedicarse a salir e intentar escapar así de sentir el dolor asociado a la ruptura, cuando en realidad lo que apetece es permanecer en casa y mantener una actitud de recogimiento.

* Comenzar en seguida una nueva relación, que es el preludio de un nuevo fracaso porque no se ha pasado por la fase aguda del proceso de ruptura y se van a exportar a la nueva pareja los problemas que llevaron a la ruptura con la anterior.

* Rodearse de 'malas' compañías cuando en estos momentos se requiere de soledad para dejar aflorar las emociones y no tener personas cerca que no respeten este proceso de duelo y que instan a dejarlo de lado, lo que impide reflexionar y sacar fruto de lo que está sucediendo.

* Optar por conversaciones triviales: la conversación es la herramienta terapéutica por excelencia y tiene el poder de aliviar y sanar al hacer tangibles asuntos turbios para poder aclararlos. Sin embargo si la conversación es trivial se convierte en superficial.

RESPIRAR PARA SEGUIR ADELANTE

López Casares presenta a Infosalus la que considera la herramienta más sencilla y útil para manejar la situación en la fase aguda tras la ruptura: la respiración. Para ello, sugiere:

* Sentarnos de forma cómoda y llevar la atención hacia nosotros, a pesar de que lo que nos pide el cuerpo es salir huyendo y evitar el dolor derivado de la ruptura.

* Tomar aire, algo más de lo que solemos tomar, retenerlo un momento y soltarlo con tranquilidad. Este ejercicio de respiración hace que se segreguen hormonas del bienestar y se liberen tensiones. Si te asaltan pensamientos indeseados obsérvalos como espectador y no entres en ellos.

* Después de realizar 5 o 6 respiraciones concéntrate en tu cuerpo y lleva tu mano hacia la zona en la que sientas que existe más tensión y ahonda en su causa: ¿de qué está hecha esta tensión? ¿a qué otra situación de nuestra vida nos recuerda? ¿qué mensaje me da?

"Este masaje emocional y orgánico permite que se exprese todo aquello que estamos sintiendo ya que expresar es dejar que salga la presión del interior", comenta la autora.

Realizar esta práctica si es posible a la misma hora cada día durante 10 minutos en un espacio expresamente dedicado para ello y con una música suave que acompañe podría convertirse en un hábito de vida saludable y que ayudará a atravesar la fase aguda de la ruptura, concluye la autora.







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