Cáncer de mama: “Una enfermedad de la que no hay que preocuparse, hay que ocuparse”

El 19 de octubre se celebra el Día Mundial contra el Cáncer de Mama en pleno debate de si la micropigmentación oncológica debería ser gratuita para las mujeres mastectomizadas | Granada Digital conversa con Lourdes, una granadina que ha superado la enfermedad

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Globos rosas para celebrar este día de lucha e investigación contra el cáncer de mama
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La cifra es significante: una de cada ocho mujeres puede padecer cáncer de mama a lo largo de su vida. Según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), cada año en España se diagnostican unos 25.000 nuevos casos de esta enfermedad. Sin embargo, las investigaciones también apuntan a que si el cáncer se detecta de forma precoz se puede controlar y erradicar.

En Granada, la atención a la patología maligna de la mama supone en torno al 75% de la actividad del área de Oncología Ginecológica que detecta unos 300 nuevos cánceres de mama cada año y lleva acabo en torno a 7000 revisiones en consulta.

“YO NO HE LLORADO POR ESTA ENFERMEDAD NI UNA SOLA VEZ”

En este sentido, hay varios días marcados en el calendario. Se acerca uno. El 19 de octubre es el día del lazo, del pañuelo rosa, de las carreras solidarias, de las huchas recaudadoras y de un sinfín de actividades que dan visibilidad a esta enfermedad y que sirven como reclamo para contribuir a que se siga investigando en esta enfermedad, para conseguir tratamientos menos agresivos o mecanismos de detención preventiva.

“Cuando escucho Día Mundial contra el Cáncer de Mama siento que es una jornada importante para reconocer y aprender de esta enfermedad, aunque creo que todos los días deberían de serlo en el sentido de sensibilización de la población y en pro de la investigación. Las aportaciones que se hagan a la ciencia, al fin y al cabo van destinadas a salvar vidas. Gracias a la investigación yo puedo contarte como lo he superado. Mi abuela falleció hace 40 años por esto. No pudieron hacer nada por ella”. Esto es lo piensa Lourdes, una granadina de 38 años que este pasado junio pudo decirle adiós a un cáncer de mama que la ha tenido luchando casi un año.

En julio de 2014, Lourdes notó una anomalía en su pecho izquierdo. Palpaba un bulto que era diferente a cualquier otro que había tenido cuando daba de lactar a su hija. Ella se olía que algo no iba bien y un mes después, tras la mamografía, la cara que puso la radióloga le confirmó su presagio: diez centímetros de tumor y el cáncer de mama estaba en fase tres.

“Yo no he llorado por esta enfermedad ni una sola vez”, contesta Lourdes cuando nos interesamos por saber cómo aceptó el comienzo de esta nueva etapa a la que se enfrentaba. “Recuerdo que el día que me lo comunicaron estuve en casa de mi hermana sentada con ella en un sillón, en silencio, con la mirada perdida. Mi hermana se acercó a mí y me animó a que me desahogara, a que llorara si así me iba a sentir mejor”, recuerda Lourdes, “pero lo que yo estaba pensando en ese momento no era en todo lo que me acababan de decir o en lo que estaba por llegar. Yo en ese momento estaba pensando en la receta de un bizcocho que quería hacer”, confiesa Lourdes al otro lado del teléfono riéndose, quitándole importancia a algo que le hizo venirse abajo hace ocho años cuando se lo detectaron a su prima. “Me hinché de llorar cuando me enteré de lo suyo y no he soltado lágrima cuando me ha pasado a mí”, nos confiesa.

Su coraza, admirable, tallada con valentía, fuerza de voluntad y optimismo es algo que Lourdes ha hecho por ella misma y por su familia. “Quizá el motivo de no venirme abajo, de no flaquear, residía en una necesidad: que mis padres, mi familia, no lo pasaran mal por mí”. Y lo bueno de ese forzado optimismo con el que Lourdes enfrentó el cáncer es que al final terminó por hacerlo suyo de forma real. “Acabé convenciéndome de que todo iba a ir bien”

De hecho, hay palabras de ánimo que Lourdes no puede olvidar. Recuerda, como si hubiese sido una parte más de su medicina, lo que le dijo el cirujano: “Lourdes, de esta enfermedad no hay que preocuparse, hay que ocuparse”. Y así hizo Lourdes, se tomó la enfermedad como un trabajo más. De hecho, se compró una agenda para anotar sus quehaceres clínicos y sus días de tratamiento. “Para mí fue responsabilizarme de un trabajo más, aunque este no me lo van a pagar”, bromea Lourdes quitándole hierro al asunto y dando a entender que esta enfermedad te quita mucho tiempo al día aunque ella nunca dejó de trabajar en su “trabajo real”.

Y pese a tener “dos trabajos”, Lourdes tenía otro más cuando llegaba a casa: cuidar de su hija de tres años. “Yo no podía permitir que mi hija me viese enferma en la cama”, reconoce con el trasfondo de que su pequeña ha sido un motivo más para sonreír pese a las adversidades. Evitaba a toda costa que ella se percatase que “su mamá estaba malita”. Cuando Lourdes tuvo que raparse la cabeza por la pérdida de cabello, consecuencia de las sesiones de radioterapia (uno de tantos efectos secundarios) le contó a su hija que a la peluquera se le había ido la mano con la tijera y que le había dejado así. “Ahora podemos jugar a la Señora Patata y tú te vas a encargar de ponerme pañuelos y gorros en la cabeza cada día, ¿vale?”, le dijo a su hija para hacer un juego de esta enfermedad.

Tras cinco meses de quimioterapia, el tumor casi que había desaparecido y era el momento para llevar a cabo la mastectomía en profundidad que eliminara otros posibles focos que podían estar ocultos. “Esos focos podrían haber reavivado la enfermedad y, créeme, era un riesgo que no tenía muchas ganas de correr”. A Lourdes le reconstruyeron el pecho y está muy satisfecha con el resultado.

MICROPIGMENTACION CANCER DE MAMA

MICROPIGMENTACIÓN ONCOLOGICA

Lourdes no ha tenido que pasar por un proceso que algunas mujeres mastectomizadas sí lo han hecho: la micropigmentación mamaria. Este procedimiento consigue camuflar cicatrices o crear areolas completas en el caso de las intervenciones de reconstrucción mamaria. Hasta el momento, este tipo de micropigmentación oncológica no es gratuita. El precio varía según las clínicas y centros privados pero oscila entre los 700 y 1.400 euros, según el tipo de tratamiento. La Asociación Española de Micropigmentación ha elaborado una tabla con precios orientativos.

Por ello, el grupo parlamentario socialista ha propuesto que la micropigmentación , similar a la técnica de los tatuajes (consiste en introducir pigmento bajo la piel mediante un dermógrafo) sea gratuito para estas mujeres. En concreto, en Granada, según apuntan los socialistas podría beneficiar a más de cien granadinas sometidas a mastectomía.

“Yo tuve suerte con mi intervención y no llegó a afectarme la areola”, explica Lourdes, consciente de lo que significa para algunas mujeres mirarse ante el espejo y ver que su cuerpo ha cambiado notablemente.

El último trecho por el que tenía que pasar era la quimioterapia, que inició tras operación. Y lo pasó, y el 17 de junio Lourdes pudo respirar aliviada al conocer que el cáncer estaba superado. “Los cinco años que vienen son de alto riesgo porque puede volver a aparecer así que hay que estar en alerta y continuamente con pruebas y análisis”, comenta aunque sin dejar entrever algún signo de temor.

“¿Que qué se aprende de todo esto?”, parafrasea la pregunta, “… se aprende que en la vida no te puedes preocupar de las cosas que tú no puedes cambiar”, resume Lourdes esta etapa de su vida que ha sido difícil, sí, pero que le ha hecho comprender por qué hay que exprimir la vida cada segundo y por qué es importante rodearse de personas que te empapen de alegría, de ganas, de ilusión y de todas esas razones que hacen que una sonrisa salga a flote aun cuando estás en un mar agitado.







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