Camela: "La música no va de forrarse, sino de vivir de lo que te gusta, que es un regalo enorme"

Camela regresan con Me metí en tu corazón, el decimosexto disco de un exitoso periplo musical iniciado en 1994

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E.P.
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Tres años después de su anterior entrega, Camela regresan con Me metí en tu corazón, el decimosexto disco de un exitoso periplo musical iniciado en 1994 y durante el que han vendido más de siete millones de copias de sus canciones.

"Utilizamos muy pocas metáforas y por eso las canciones llegan tan directas a la gente, porque cantamos de lo que pasa en la vida real", plantea a Europa Press Ángeles Muñoz (Madrid, 1974), mitad del dúo que completa Dioni Martín (Madrid, 1970).

Y a pesar de tantos años de experiencia acumulada, ambos admiten que sienten "nervios, expectación e ilusión" ante la publicación este viernes de un nuevo disco que, a pesar del paso de los años, sigue "sonando a Camela", como ambos aseguran.

"La esencia siempre está aquí, es algo que nos acompaña desde hace 23 años. Los sonidos tecnológicos no son los mismos, así que hemos mejorado sin perder nuestra marca. Las canciones de amor y desamor nunca pasan de moda", plantea Dioni.

Sobre la temática de sus canciones, apostilla Ángeles que escribir "al amor es lo más bonito", aunque puntualizaa que "con el desamor muchas personas se desahogan a través de las canciones porque se identifican". "Pero prefiero hacer una canción bonita al amor", agrega.

Me metí en tu corazón cuenta con canciones escritas por Ángeles y por Rubén Martín, el hijo de Dioni, compositor ya experimentado desde hace varios discos de la pareja. "No tenemos truco, esto es lo que nos sale", recalca Ángeles, mientras su compañero asiente.

"Ojalá hubiera truco. Si hubiera truco lo contaríamos, porque sería maravilloso para que todos hiciéramos canciones estupendas", bromea Ángeles, antes de que Dioni tercie: "Nos gusta lo que hacemos y no vamos a cambiar. Además, siempre hemos estado fuera de las modas".

En este punto, coinciden ambos en reconocer el punto de popularidad que vive el reguetón, que a Ángeles le "encanta" y lo baila "la primera". Además, los dos señalan que no descartan "nunca hacer una canción con rollo reguetón". "¿Por qué no?", se preguntan.

"Nosotros hacemos canciones más rumbitas, otras que son pop e incluso otras más rockeras, porque metemos guitarras eléctricas", destaca Ángeles, mientras Dioni remarca: "Podemos jugar con cualquier género pero siempre siendo nosotros, con nuestras canciones de amor y desamor. Actualizando el sonido, claro, pero con nuestra esencia".

Con una carrera tan longeva y plagada de éxitos, ambos tienen dificultades para concretar cual es exactamente su tipo de público, tal y como explica Dioni: "Nuestra música es universal. Hay niños, jóvenes y gente mayor, abarcamos todas las edades y eso es fabuloso".

"Vemos a niños cantando en los conciertos. Una vez paré un concierto porque estaba en primera fila un niño de nueve años llorando con unos lagrimones tremendos. Son cosas que te emocionan", rememora Ángeles mezclando emoción y, en última instancia, cierto tipo de orgullo.

Y añade Dioni: "Con el paso de los años, tenemos muchos seguidores por todas partes de España que empezaron siendo chavales y que ahora lógicamente ya tienen sus hijos y sus vidas. Al ser los padres seguidores, los niños se las aprenden también. Es una nueva generación de gente para Camela, desde luego".

Con el disco en la calle, lo que toca ya es ensayar y volver a esa carretera que, en definitiva, es la vida de Camela. "Nunca hemos parado porque trabajamos todo el año y en invierno actuamos en salas. Otros compañeros solo lo hacen en primavera y verano. Esto al final se trata de hacer tu música y mostrarla", destaca Dioni.

En esta línea, Ángeles asegura entre risas que si dejaran de vivir con este ritmo constante se "morirían al día siguiente de la depresión" por estar lejos de los escenarios. "Yo me aburriría muchísimo, tampoco podría", añade Dioni derrochando cristalina sinceridad.

Y aprovecha él para echar la vista atrás sobre la vida en la carretera: "En la primera década ya perdí la cuenta de los conciertos que llevábamos. Solo el primer año hicimos 87 conciertos en los tres meses de verano".

"Recuerdo que se suspendió uno por lluvia y nos alegramos porque estábamos reventados. En los tres primeros años hicimos más de trescientos conciertos. Luego ya eran cincuenta o sesenta al año", resalta Dioni entre risas cómplices con Ángeles.

Aprovecha ella en este punto para resaltar que "nunca" han tenido un "caché alto" aunque llenaban "en todas partes". "Y eso es así porque desde que empezamos siempre hemos tenido fans muy jóvenes y no se hubieran podido pagar las entradas", explica.

Coincide Dioni, quien añade: "Jamás hemos sobrepasado los 24.000 euros de caché. No queríamos, preferíamos ser asequibles para una capital y para un pueblo chiquitito o un sitio cerrado. Había artistas que vendían menos que nosotros y nos doblaban en caché".

Esto se debe, según destaca él, a que siempre han querido "trabajar mucho" porque su único deseo siempre ha sido subirse "al escenario a cantar" su música y "disfrutar". "La música no va de forrarse, sino de vivir de lo que te gusta, que es un regalo enorme", remacha Ángeles. Y asiente por enésima vez Dioni. Así son Camela.







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