Altercados en los alrededores de Los Cármenes cierran la pesadilla rojiblanca

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Aura Canet y Alma Espinosa
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Momentos después de la derrota del Granada ante el Almería, que obliga a los rojiblancos a jugarse la permanencia en el último partido de Liga, una veintena de aficionados se agolpó a las puertas del estadio Nuevo Los Cármenes para increpar a jugadores, entrenador y cuerpo técnico.

Decenas de rostros indignados esperaban ansiosos la salida de los integrantes de la plantilla, por lo que la tensión no se hizo esperar. Muchos fueron los abucheos y amenazas lanzadas a los vehículos que iban saliendo del estadio, a excepción del coche del guardameta del Granada, Roberto Fernández, único aplaudido de la noche.

El altercado de mayor gravedad se produjo cuando uno de los hinchas comenzó a propinar golpes y patadas al vallado del complejo deportivo, tras lo cual ha sido detenido por varios miembros de la Policía Nacional.

Sin embargo, la inmediata actuación de los agentes, que obligó a los aficionados a alejarse de las vallas y puertas que protegen el Nuevo Los Cármenes, no impidió que varios miembros de seguridad del club, salieran del complejo para señalar a varias personas como responsables de los disturbios, lo que no hizo más que incrementar la indignación y el descontento entre los allí reunidos.

No obstante, la inmensa mayoría de los asistentes al estadio mostró su desolación con el resultado obtenido en el encuentro de un modo más tranquilo y civilizado. La afición nazarí se divide ahora en dos grandes grupos: los que creen en la victoria de su equipo en el José Zorrilla el próximo domingo, y aquellos que, resignados, abandonan poco a poco toda aspiración de permanecer en la máxima categoría la próxima temporada.







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