Afasia: querer y no poder decir

La causa principal de afasia es el accidente cerebrovascular o ictus aunque también puede deberse a un traumatismo craneoencefálico, un tumor cerebral, encefalitis o a un trastorno degenerativo denominado afasia primaria progresiva.

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Hasta 300.000 personas en España padecen algún grado de afasia derivada de un ictus, la causa principal de daño cerebral. Pasado un año, hasta más de la mitad de estas personas no habrá superado la secuela en el lenguaje derivada del accidente cerebrovascular y deberán acostumbrarse a vivir con afasia crónica en su día a día.

Según explica Helena Briales, neuropsicóloga y directora del Centro de información, orientación y tratamiento de la Asociación Ayuda Afasia, la afasia es un trastorno de la comunicación en el que las personas tienen problemas en la comprensión y/o expresión tras sufrir un daño cerebral.

La causa principal de afasia es el accidente cerebrovascular o ictus aunque también puede deberse a un traumatismo craneoencefálico, un tumor cerebral, encefalitis o a un trastorno degenerativo denominado afasia primaria progresiva.

Entre un 60% y un 70% de quienes sufren un ictus ven alterada su capacidad del lenguaje al afectar éste a las áreas cerebrales implicadas en su procesamiento. Entre el 40% y el 60% de estas personas se recuperarán de la afasia durante el primer año pero en otras se convertirá en una secuela que puede ir mejorando o cronificarse. Se estima que existen en España hasta 300.000 personas con afasia, ya sea aguda o crónica, como consecuencia de un ictus.

Aunque es posible hablar de distintos tipos de afasia según se vea afectada una u otra área del cerebro, Briales señala que hay tantos tipos de afasia como personas la padecen dado que son muchas las variables que intervienen en sus características como la zona del cerebro implicada, la amplitud de la lesión, la edad de la persona (los jóvenes tienen una mejor recuperación) y la educación previa.

"En función de las distintas características cognitivas de la persona anteriores a la lesión los aspectos que se ven afectados por el daño cerebral pueden verse compensados por otras vías en mayor o menor medida y ser claves en la adaptación del tratamiento", señala Briales.

La especialista subraya que cuando se padece una afasia crónica hay que integrar la rehabilitación dentro de la vida cotidiana al igual que se mantienen otras actividades de la vida familiar y el ocio. "Depende mucho de la personalidad de cada individuo porque el tratamiento es muy largo y a veces de por vida", aclara Briales.

ALTERACIONES EN EL 'DECIR' Y EL 'COMPRENDER'

Las afasias se clasifican según el área cerebral afectada en afasias de broca, transcortical motora, de Wernicke o global, entre otras, sin embargo Briales señala que la corriente actual prefiere distinguir entre afasia subléxica y afasia léxica.

En la afasia subléxica existen problemas al hablar para convertir el pensamiento en palabras. Cuando hablamos se recupera el sonido de las palabras primero para luego decirlas, es aquí dónde se produce el fallo en la conexión nerviosa. Estas personas padecen problemas fonológicos, de articulación, de repetición, de lectura o intercambios de fonemas.

"Cuando se padece una afasia subléxica la persona suele señalar que la palabra que desea decir está en la punta de la lengua y aunque conocen el significado no pueden rescatarla de su cerebro", señala Briales.

En la afasia léxica el problema está en el almacén de significados de las palabras. Así, Briales pone como ejemplo que cuando se desea decir 'mesa' sin embargo se puede terminar diciendo otra palabra del mismo campo semántico como 'silla'. Cuando es el significado el que distorsiona el lenguaje resulta más complejo alcanzar a saber aquello que desea decir la persona.

"El problema está en la comprensión porque estas personas tampoco pueden comprender aquello que se les está diciendo pues tienen problemas con el léxico", aclara Briales.

En muchos casos estos dos tipos de afasia se combinan y la persona presenta una afasia mixta. En el tratamiento de la afasia Briales señala tres aspectos clave: empezar cuanto antes; hacer una buena valoración de qué funciona y qué no va bien en el lenguaje; y poner en marcha un programa adaptado a cada persona.

"Hay que dirigirse a las áreas cognitivas que intervienen en el lenguaje y diseñar sistemas para mejorar la gramática, la fluidez, la comprensión y la capacidad lectora de cada persona", aclara Briales.

COMUNICARSE CON UNA PERSONA CON AFASIA

Helena Briales ofrece algunas recomendaciones cuando nuestro interlocutor es una persona que padece afasia.

1. Hay que dejarles hablar: es básico darles el tiempo que necesitan para que se comuniquen por sí mismos. No se debe terminar las palabras o frases por ellos. La especialista apunta que en ocasiones se sugiere a la persona con afasia que lleve consigo una tarjeta en la que se puede explicar que tiene afasia y que la comprensión es mejor si, por ejemplo, se utilizan frases cortas en la conversación.

2. No hablar en tercera persona delante de ellos: si la persona que tiene afasia está presente hay que incluirle dentro de la conversación. "A veces desde el lado clínico se explica al familiar o la pareja lo que le está sucediendo al paciente como si éste no estuviera presente o no fuera capaz de entenderlo", señala Briales que advierte que la persona parece perder así los roles propios de marido/mujer, padre/madre, profesional para ser sustituidos todos ellos por el rol de enfermo y  ser excluidos socialmente.

3. Incluir en la conversación todo tipo de temas: no sólo se debe hablar sobre la enfermedad o el trastorno sino de cualquier tema. "No se les puede hablar como si fuesen niños porque no lo son", señala Briales.

4. Mirarse a los ojos: las personas con afasia se apoyan mucho en la entonación y en las expresiones faciales. Hay que evitar sin embargo una gestualidad exagerada, se pueden realizar gestos sutiles como los que ayudan a comprender el verbo de una frase cuando este indica una acción.

5. Comunicación más directa: hay que intentar emplear frases cortas, seguir una estructura gramatical sencilla y hablar un poco más despacio pero, al igual que con los gestos hay que hacerlo de forma natural y sin exageraciones.

6. Evitar las conversaciones cruzadas: en las reuniones familiares o con amigos suelen estar en marcha varias conversaciones al mismo tiempo, en estos casos la persona con afasia debe centrarse sólo en una y su interlocutor mantener la comunicación directa y no introducir conversaciones cruzadas.







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